«O se puede beber o no, es muy fácil»

Javier Romero Doniz
JaVier ROMERO VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Xoán Carlos Gil

El consumo de agua de la traída sigue siendo mayoritario en Canido pero los vecinos acusan a Xunta y Concello de hacer «política barata» con algo que es cuantificable

20 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las guerras políticas cansan a la ciudadanía. Un ejemplo se vive desde hace días en Canido a causa de la calidad del agua y las pugnas que genera. La Xunta (PP) dice que en esta zona de Vigo las analíticas evidencian que «no es apta para el consumo», y en el Concello (PSOE) replican asegurando que todo está bien, incluso «excelente», concretó hace unos días su máximo representante, el alcalde Abel Caballero. A pie de calle no se tarda en percibir, a poco que uno interactué en los negocios y las rúas de Canido, que las hostilidades políticas cansan por la falta de rigor que unos y otros muestran desde hace semanas al no fijar una posición conjunta que tranquilice a la ciudadanía. Mientras, la población se ve en medio de todo el cisma sin saber a quién hacer caso: a los que dicen que se puede beber o a los que recomiendan no hacerlo pero evitan citar la expresión «no es potable».

Carmen Rivas es la dueña del restaurante Bar del Puerto, en la playa de Canido, y expone de forma elocuente su punto de vista: «Es increíble que de un tema tan serio como este se haga política barata. La calidad del agua no es opinable, es algo científico y cuantificable, pero ni así logran ponerse de acuerdo. Quiero decir, o se puede beber o no, es muy fácil. Lo peor es para los vecinos, que no sabemos a qué atenernos. Yo, por ejemplo, uso el agua del grifo para hervir y lavar la loza. Pero si algún cliente me pide un vaso de agua, se la doy embotellada. Si tiene dinero para pagar la botella, bien. De no poder, se la regalo. Prefiero no correr riesgos. ¿Acaso los políticos no se dan cuenta de la imagen que dan con esas guerras constantes que protagonizan?».

En ese mismo paseo del arenal de Canido, concretamente en los restaurantes Canto da Area, Machina y en el del cámping de Canido, las tres gerencias detallan que usan el agua de la traída para fregar y para cocinar. Eso sí, siempre que se hierva. José Luis Lorenzo, uno de los gerentes del Machina, explica que él bebe agua de la traída en su casa, igual que su familia: «No me ha pasado nada, aquí sigo. La verdad es que el aspecto es bueno. Otra cosa es la guerra política que se ha montado sobre la calidad, parece mentira que no sean capaces de llegar a una conclusión aunque sea solo para tranquilizar a la población», explica mientras llena un vaso con agua que sale de un grifo. Uno de sus cocineros, de nombre Diego, también reside en Canido y secunda a su jefe: «En casa la bebemos y no pasa nada».

Jorge Ramírez es el gerente del restaurante del cámping de Canido. Asegura que en los días de sequía el agua sí era turbia, pero que ahora está bien: «Nosotros por lo menos la usamos para la lavar la loza y para cocina si se hierve, y no tenemos ningún problema». En el restaurante Cochón, ubicado en el mismo enclave frente a las islas Cíes, habla una de las cocineras, Mercedes Vázquez: «Sabemos lo que sale en la prensa, pero tampoco vemos que ningún político tenga la verdad absoluta sobre la polémica, por eso tenemos dudas». Perfecto Lorenzo, también vecino de Canido, saca pecho por la calidad del agua, pero lamenta que los políticos «que nos representan» lleven semanas sin alcanzar un acuerdo sobre si es apta o no: «¿A quién creemos? Eso es lo complicado, pero bueno, yo creo que sí es buena y por eso la bebo».

Justo al lado, en un estanco, la pregunta sobre si el agua es o no potable abre un debate entre los clientes que entran y salen: «La polémica tampoco la percibimos, solo cuando saltó todo aquello de la sequía. Entonces sí que la gente habló del tema. Ahora, para qué negarlo, estamos con la mosca detrás de la oreja, pero tampoco sabemos a qué agarrarnos».

En la gasolinera de la parroquia cuentan con una pequeña tienda que oferta todo tipo de bebidas. Las dos empleadas aseguraban que en los días que hubo sequía las ventas se dispararon, pero ahora, por la polémica sin resolver sobre la calidad del servicio no hay repunte en las ventas. Pero que el comentario generalizado entre la clientela es que la peor imagen de todo el lío actual la ofrece, sin duda, la clase política.