La mayor parte de los desalojos son por alquileres que no se pagan

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

EMILIO RELOVA

Siguen disminuyendo las pérdidas de propiedad a niveles anteriores a la crisis

12 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los lanzamientos y embargos continúan su descenso paulatino en la ciudad. Atrás quedan las abultadas cifras registradas durante los peores años de la crisis económica. Según los datos aportados por el servicio común de notificaciones y embargos, que se encarga de ejecutar estas medidas, durante el último trimestre del año pasado se llevaron a cabo 65 de los 95 embargos notificados y un total de 99 lanzamientos. A lo largo de todo el año pasado hubo un total de 457 embargos y 546 lanzamientos. Una cifra que es inferior a la del 2016 y que se aleja de la época de mayor hundimiento de la economía. Las cifras hablan por sí solas a la hora de poner de manifiesto este contraste.

Durante el segundo trimestre de 2017 hubo un centenar de embargos y 158 lanzamientos. En el mismo período, pero en 2011, se registraron 329 embargos y 177 lanzamientos. Pero los datos a veces son confusos y no contribuyen a explicar la realidad de la situación. El CGPJ no obliga al servicio común de notificaciones y embargos a discriminar el tipo de lanzamientos que se producen.

Los lanzamientos que mayores desgracias personales arrastran son los hipotecarios. Familias que en su día se endeudaron para comprar un piso y, al quedarse sin trabajo, dejaron de pode pagar el préstamo bancario. Estos lanzamientos abundaron durante la crisis, pero ahora ya no lo son tanto, según indica el secretario de la oficina, Fernando Varela.

Tras la superación de la crisis económica se está experimentando un cambio de tendencia. Ahora la mayor parte de los lanzamientos corresponden a inquilinos que están de alquiler y que llegado un momento no pueden seguir afrontando las cuotas. La proliferación de trabajos temporales, unido a los bajos sueldos hace que proliferen las acciones judiciales a personas que no pueden pagar sus rentas. Es muy raro el caso de desahucios de personas que pierden su casa por no poder pagar la hipoteca.

Medidas

A ello contribuyen las medidas estatales que se han puesto en marcha para no dejar a familias en la calle. Ahora cuando se trata de un lanzamiento hipotecario, normalmente se trata de locales comerciales o naves comerciales y, sin son pisos, suelen estar vacíos. «Lo básico son alquileres que no se pagan y también hay de hipotecas, pero desde la crisis son menores porque se conceden menos», afirma Varela.

No obstante también se producen. Es el caso de una familia de Saiáns que perdió su casa el pasado otoño. Tras presentar varios recursos, no pudieron evitar que se llevara a cabo el desalojo. Acudió la comisión judicial y un cerrajero cambió cerradura para poder garantizar el cambio de titularidad del inmueble. El nuevo dueño que adquirió la casa en una subasta pública se quejaba después del mal estado en el que se la encontró. Es un problema que sucede con frecuencia y es motivo de juicios por la vía penal. Algunos inquilinos antes de marcharse de la vivienda ocasionan desperfectos e incluso se apropian del mobiliario en señal de venganza contra el dueño que los ha echado.

Los casos de familias expulsadas por no pagar la hipoteca ya son insignificantes