Los armadores de Vigo desarrollan proyectos para robotizar los buques

Soledad Antón García
Soledad Antón DATA / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

la prohibición de descartes obliga a bucar soluciones para optimizar toda la pesca

12 ene 2018 . Actualizado a las 12:40 h.

Brexit, descartes, renovación de flota, despacho aduanero, aplicación del rendimiento máximo sostenible (tope de capturas para especies y zonas concretas)... En pocas ocasiones el sector pesquero ha tenido que enfrentarse a tantos retos al mismo tiempo. «Estamos en una época de cambios profundos que nos hemos propuesto convertir en oportunidades para tratar de salir fortalecidos», afirma el presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi), Javier Touza.

Considera que nada mejor que encomendarse a las nuevas tecnologías para superar muchos de los obstáculos. Para empezar están apostando por renovar la flota. «Pero no solo es construir, también es investigar y trasladar a la práctica cuanto antes las investigaciones», sostiene.

En este sentido, Arvi está inmersa en varios proyectos, que pretenden implementar «a muy corto plazo». A través de un consorcio con empresas de base tecnológica, están desarrollando procesos de robotización a bordo. Es el caso de una máquina de clasificación automática para el calamar, de forma que, a medida que vaya entrando el producto en la cinta transportadora del buque-factoría, vaya separando los ejemplares por tamaños. Es una tarea que ahora actualidad se hace de forma manual. Esta pensado para grandes congeladores en los que, recuerda Touza, los tiempos del tratamiento del pescado son muy importantes.

Otra investigación en la que están inmersos es en incrementar el tiempo de conservación del producto sin afectar a su valor nutricional. Alargar la vida del pescado fresco es todo un desafío, ya que hay que elegir la atmósfera protectora adecuada para impedir la proliferación de bacterias. Finalmente, el citado consorcio empresarial está trabajando en el diseño de una máquina de fileteado para pescado pequeño. «La prohibición de descartes nos obliga a optimizar lo que se pesca», señala Javier Touza. Las actuales fileteadoras están pensadas solo para ejemplares grandes.

El presidente de Arvi añade que el gran reto pasa porque las nuevas tecnologías lleguen a la totalidad de la flota, sobre todo en determinados segmentos en los que buena parte de los buques están obsoletos. Es el caso del arrastre y el palangre de larga distancia. «Es el momento de llevar a cabo esa actualización, que tiene que ir más allá del hecho de construir nuevas unidades», sostiene. El proceso ya ha empezado, pero necesitan contratar al menos 17 barcos este año, «buques energéticamente eficientes, que garanticen una mayor protección del medio ambiente a través de la reducción de gases de efecto invernadero, y sobre todo que mejoren la seguridad a bordo y las condiciones de vida de las tripulaciones», dice.

En esta apuesta que califica de urgente, están cerrando negociaciones con las administraciones. Recuerda que el Banco Europeo de Inversiones acaba de aprobar un incremento de fondos, del que pretenden beneficiarse.

El Brexit sigue siendo uno de los mayores factores de incertidumbre en el sector

El Brexit sigue ocupando un puesto destacado en la lista de preocupaciones del sector pesquero. «La incertidumbre es total», confirma el presidente de Arvi, que dice que no saben cómo puede afectar al acceso a los recursos. Tanta preocupación es comprensible si se tiene en cuenta que el proceso puede afectar a más de 100 barcos de Vigo, de los que 80 operan en aguas de Gran Sol y el resto en Malvinas.

Tampoco se sabe cómo afectará a las tripulaciones, si se van a respetar los derechos adquiridos en materia de pensiones, por ejemplo. Se preguntan asimismo si seguirá prevaleciendo la confianza legítima, es decir si está garantizada la seguridad jurídica de las inversiones que han hecho las empresas en territorio británico o no. «Si cambian las reglas de juego se estarán alterando los compromisos», dice Javier Touza.

Un factor que genera especial inquietud es que, en principio, May quiere que la pesca quede excluida del período transitorio de adaptación al nuevo marco. Se temen que las cuotas de pesca terminen convirtiéndose en moneda de cambio para hacer las descargas fuera de Galicia. «Vigo es un puerto muy competitivo, pero siempre que juguemos con unas reglas leales», afirma el presidente de Arvi, que dice que por si la situación no fuera suficientemente seria, la asociación de puertos británicos está proponiendo incrementar las descargas de la flota que pesca en Gran Sol en terminales inglesas, con todo lo que eso significa en la cadena de valor.

Touza: «No es el momento de privatizar la lonja»

Los frentes en clave doméstica no son pocos. «Vamos bien servidos de retos», ironiza el presidente de Arvi, Javier Touza. Empezando por la modernización de la lonja, tarea en la que están dispuestos a aportar ideas -«ya lo hemos hecho», dice- para convertirla en una infraestructura del siglo XXI. De lo que no quieren oír hablar es de privatización. «No es el momento», sostiene Touza, que añade que el Puerto sabe que cuenta con ellos para hacerla rentable, pero no para hacer cambios en la gestión. El funcionamiento del PIF es otra cuestión que les preocupa. «Se elaboró un documento de modificaciones al protocolo fijado por Sanidad Exterior, pero no se nos ha escuchado», lamenta. Más del 80 % del pescado congelado llega en contenedor, por lo que garantizar una aduana ágil es fundamental. Otro problema sin resolver es el de la estiba. Creen que las especiales circunstancias del puerto de Vigo le convierten en idóneo como punto piloto para liberalizar el sector.