El Marco reflexiona sobre el vacío

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Por primera vez en 15 años, el museo de arte contemporáneo vigués se queda sin programación de exposiciones

10 ene 2018 . Actualizado a las 15:58 h.

Los críticos con el arte contemporáneo tienen ya el campo despejado para hacer chistes sobre cubos y fregonas, escaleras y sillas dejadas por operarios que el espectador duda si son parte de una exposición o el material de trabajo de algún empleado. El museo vigués que se ocupa de la producción artística que se genera en la actualidad ya no tiene ninguna exposición abierta. Desde ayer es un edificio de salas lóbregas mientras no mueva ficha el Concello de Vigo, el organismo que le ha dado la vida y lo ha dejado herido de muerte 15 años después.

La fisura que empezó a resquebrajar el proyecto comenzó con el recorte de presupuestos hace un lustro, el abandono del patronato de entidades que aportaban fondos que fueron reduciendo, como la Xunta, o los que los dejaron a cero, como la Diputación de Pontevedra y Afundación cuando aún era Novacaixagalicia. La crisis se agravó cuando el director, Iñaki Martínez, anunció el año pasado que dejaba el puesto, lo que se hizo efectivo hace un mes. El Concello de Vigo, principal miembro del patronado que preside el alcalde, le dio la estocada al no convocar la plaza ni designar una persona sustituta para el puesto. Descabezada la dirección, de la que se ocupa de forma eventual el gerente, Martiño Nogueira, el Marco navega sin rumbo y sin programación, aunque los planes municipales para el edificio ya han sido revelados. Una muestra de cuadros donados por la familia de Colmeiro, cuya obra se expone habitualmente en el Museo de Castrelos, y la exposición sobre Julio Verne que se exhibió en el espacio Fundación Telefónica de Madrid hace tres años, son las bazas con las que la nueva política museística del Concello, que pretende resucitar al Verbum llevando a Samil los contenidos del Marco mientras reserva para este una apuesta conservadora para atraer a las masas y superar las cifras de visitantes, que rozaban los 90.000 espectadores anuales, sumando más visitas que el resto de espacios museísticos de Vigo juntos. La exposición La timidez de la copa de los árboles, comisariada por Beatriz Alonso, premio Marco, FRAC Lorraine y SFKM para jóvenes comisarios 2016, es la última de esta etapa. Se clausuró el pasado domingo, 7 de enero y los lunes el museo, cierra. Así que ahora, el visitante que entra en el Marco se encuentra el eco de sus pasos en estancias vacías, aunque la actividad continúa en algunos reductos. La biblioteca mediateca está abierta, como también lo está el bautizado como salón do Marco, una especie de sala de estar que se habilitó tras el enésimo fracaso de la tienda-librería que también sirvió como minisala de exposiciones. Además continúa en marcha el único curso que se programó este año, un monográfico sobre cine que se desarrolla hasta finales de abril en el salón de actos.

Sigue abierto el restaurante

Por otra parte, sigue abierto el restaurante cafetería que lleva el chef Miguel Oliveira. El cocinero lamenta el momento de indefinición porque la progresiva reducción de actividad ha minado su clientela, pero no las ganas de seguir luchando de un equipo que cuenta con un lugar privilegiado para el encuentro ciudadano.