El vitrasa, por su parte, seguirá siendo sinónimo de autobús urbano, mientras se mantenga la marca comercial. Y tal vez nunca entenderemos por qué un local sin acondicionar se anuncia como lóbrego, que significa oscuro, tenebroso, y que no parece la mejor forma de vender una propiedad inmobiliaria.
Pero, aunque haya otros misterios lingüísticos que queden para futuras pesquisas, el cronista ha cumplido la penosa función de desmontar el mito. Ni tenis ni patatilla ni jicho ni chollo... son vigueses.