Dos son los principales perfiles de clientes en estos días. Por una parte, parejas mayores de 55 años, que eligen aquellos hoteles que programan cena con cotillón y, por otra, jóvenes que, más que un menú especial, lo que buscan recibir en año en las incontables fiestas que organizan los distintos locales de copas. «Vigo tiene mucho tirón en el entorno y especialmente en el vecino Portugal», confirma Pereira.
Una vez recuperado el pulso de la ocupación, los empresarios señalan que la asignatura pendiente siguen siendo los precios. «Subir las tarifas al nivel previo a la crisis nos va a llevar un tiempo», asegura César Ballesteros, que reconoce que ya las han incrementado ligeramente. Ha contribuido a ello el hecho de que la economía se esté desperezando y que se haya empezado a recuperar el viajero de negocios que se había perdido.