La recogida y reparto de jeringuillas entre toxicómanos cae por el cambio de hábitos

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

El temor a contraer enfermedades y los programas para reducir el consumo, principales factores para desterrar el uso de agujas

18 dic 2017 . Actualizado a las 13:26 h.

En apenas cinco años la recogida y reparto de jeringuillas ha pasado de una media de 800 al mes a unas 500 o 600 en la actualidad, según datos de la Fundación Érguete.

Las causas se achacan al cambio de hábitos entre las personas drogodependientes. El temor a contraer enfermedades a través de las agujas hace que cada vez sean más los que optan por fumar la heroína, tal como detectan responsables de la entidad.

A esto se suma la mayor información que reciben a través de programas como los que desarrolla Érguete. Es el caso del proyecto Alén, destinado a ayudar a las personas con adicciones para que, como mínimo, puedan reducir el consumo de drogas y evitar que repercuta en su vida cotidiana.

Los usuarios son tratados en grupos muy reducidos o incluso de forma individual en caso de que sea necesario. El objetivo es que al reducir el consumo resulte menos difícil dejarlo de forma definitiva. Para ello es necesario proporcionar los medios adecuados que contribuyan a reforzar la confianza.

Además de este proyecto, existe otro derivado de Alén, pero en este caso específico para mujeres. Trabaja en la reducción de daños y violencia de género.

En total, desde principios de año a noviembre Érguete entregó 6.233 jeringuillas y recogió 5.023. Preservativos se entregaron 6.227.

Existen tres puntos de atención. El más completo es el de la sede de la fundación, en Martínez Garrido, donde también se ofrece ropero, lavandería, aseo y desayuno. El horario es de 8.00 a 09.30. Con el cierre del albergue de Dignidad el número de usuarios ha descendido y se sitúa entre los 15 y 20 diarios.

Otro servicio se presta en la furgoneta aparcada en Jacinto Benavente de lunes a viernes entre las 10.00 y las 12.30 horas. En este además de jeringuillas, preservativos y un juego de aseo, existe el llamado café-calor, que incluye un bocadillo. En total, lo suelen frecuentar unas 50 o 60 personas al día.

El tercer punto y también el más reciente está situado en el barrio antiguo.

El servicio que se presta en el Casco Vello es el que más ha aumentado

El servicio que presta Érguete en el Casco Vello es el que más ha aumentado en número de usuarios. El motivo, la cantidad de personas sin techo y con problemas de drogadicción que residen en el antiguo asilo de Pi y Margall y en casas abandonadas de las inmediaciones. Esta fue la razón que llevó a la fundación a establecer una parada en la rúa Poboadores con la misma furgoneta que atiende en Jacinto Benavente. Se instala los lunes miércoles y viernes entre las 13.00 y las 14.30 horas y atiende a una media de entre 25 y 30 personas.

La mayoría de estos usuarios acudían con anterioridad a un local situado en la Porta do Sol, conocido como Sereos. Tras cerrar sus puertas, se puso en marcha la furgoneta, sustituida durante una temporada por un autobús, con el fin de evitar que las personas permanecieran en la calle durante el invierno.

Además de las prestaciones anteriores, Érguete ofrece servicio de acompañamiento hospitalario. «Desde que salió el tratamiento para la hepatitis C hacemos muchos más. Es como un milagro, animamos mucho. Entre estos y los que van por VIH serán unos 15 o 20 al mes», indica una portavoz. Recuerda que aún siguen con el problema para aparcar en el Hospital Álvaro Cunqueiro al no caber su vehículo en el párking y tener que dejarlo fuera con el riesgo de recibir una multa.