Los vigueses se pasan al agua embotellada, «por si acaso»

MANU OTERO VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Los supermercados de la ciudad confirman que estos días se produjo un aumento en las ventas de agua

09 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Que si la potabilizadora está vieja, que si el agua huele mal, que si está turbia, que si tiene mal color, que si contiene mucho hierro... Son numerosas las evidencias que generan desconfianza entre la población sobre la calidad del agua de la traída de Vigo. Los análisis confirman que su estado es apto para el consumo. Pero la migración ya ha comenzado y mientras su apariencia no mejore, no habrá vuelta atrás.

Desde hace días, los pasillos en los que se apilan los packs de agua embotellada de los supermercados de la ciudad registran más movimiento de lo normal y los comentarios de preocupación entre compradores se escuchan con frecuencia. «El agua del grifo sale oscura», «yo ya no la uso ni para cocinar», conversan los vecinos mientras escrutan, como consumidores principiantes, las etiquetas de las distintas marcas para escoger las que mejor se adaptan a sus gustos. «Yo siempre bebí agua del grifo, pero esta mañana lo abrí, vi que salía turbia y me asusté», reconoce Mabel Gago, una vecina de la calle García Barbón, mientras busca agua baja en sodio. No obstante, su temor se calmó cuando «encendí la radio y escuché al alcalde decir que el agua está bien, pero por si acaso me bajé al súper a comprar unas botellas», sostiene esta viguesa.

Algo similar le ocurrió a Daniel Martínez, que empezó a notar que algo no funcionaba bien «hace una semana», explica. «Veía que el agua salía turbia, pero creía que era algo de las tuberías del edificio hasta que me enteré por la prensa de que lo que no está bien es la potabilizadora», argumenta este vecino del centro de Vigo. Desde entonces, decidió que el grifo de su cocina permanezca cerrado, sobre todo por el bienestar de su familia. «Tengo niños pequeños y no me arriesgo a que cojan una gastritis porque el agua esté mala», relata los motivos de su migración de la traída a la botella.

No son casos aislados

No son casos aislados, un simple vistazo a las reservas de agua de los supermercados, algunas semillenas, delatan un aumento de la demanda. Y lo confirman los propios empleados de los establecimientos. Cuestionada sobre el incremento en las ventas, una cajera del Gadis de Rosalía de Castro lo confirma sin dudar, aunque para asegurarse lo consulta con su encargada, que avala su impresión. Que en la última semana se produjo un subidón es evidente, pero el volumen total de ventas no lo tienen todavía cuantificado.

Con el cariz que está tomando la situación, en la que las discusiones políticas contribuyen a generar todavía mayor desconfianza entre los vecinos, muchos acuden ya a las tiendas para proveerse de varios litros de agua «por lo que pueda pasar». E incluso ayer, en jornada festiva, en las colas de algunos supermercados que abrieron sus puertas podían verse clientes con varios paquetes de agua embotellada en sus carros. A pesar de la creciente demanda, las reservas de agua en los supermercados es suficiente para atender las necesidades de la población y las estanterías todavía ofrecen una oferta variada. Aun así, un sector de la población viguesa permanece ajeno a los problemas de la traída. Son aquellos que sacian su sed en las fuentes de la ciudad. Con la sequía, algunas se secaron, pero otras siguen regalando litros de «la mejor agua», dicen sus consumidores.