El agua ya sale amarilla hasta en el Concello

L.C.LL. VIGO

VIGO CIUDAD

Luis Carlos Llera

Aumenta el interés por las jarras filtradoras en los grandes almacenes

06 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El agua no tiene color ni sabor. Esa es la definición y la teoría. Por eso llama la atención abrir el grifo en alguno de los lavabos del Concello de Vigo y comprobar como el líquido que sale tiene una ligera tonalidad amarilla. La misma que adquiere el agua de las cisternas de algunas viviendas, como atestiguan los concejales de la Marea Rubén Pérez y Marga Barreiro, que lo han experimentado en sus casas. En cuanto al sabor, todavía no resulta desagradable pero sí cobra un cierto regusto en algunas conducciones. En estas circunstancias hay gente que lo tiene claro. Es el caso de uno de los altos mandos de la comisaría de Vigo que ya ha estado echando un vistazo en las estanterías de grandes almacenes a las jarras filtradoras de agua. Son dispositivos provistos de una o varias membranas que eliminan las impurezas y le devuelven su sabor y el color originales. Esa es una solución más barata para el consumo oral que la de comprar agua embotellada, que no obstante, es la mejor medida si sigue disminuyendo la calidad. Los niveles de metales pesados que tiene el agua están subiendo de forma preocupante. Sigue siendo potable pero con el doble de partículas ferruginosas que las que tenía en verano. Precisamente hace unos meses el Concello clausuró una fuente pública que está en el Areal porque el nivel de hierro que contenía el liquido hacía desaconsejable su consumo. El nivel del embalse de Eiras está al 38 % y cuando baje al 30 % el agua no se podrá beber. Y ello se debe a que la potabilizadora no puede procesar correctamente una gran cantidad de liquido que están tan en contacto con el fondo del pantano que contiene demasiados metales. El agua se podrá seguir usando para la ducha pero no para beber. De eso saben un rato en As Neves, donde los incendios provocaron una contaminación del río con cenizas que obligó a buena parte de sus habitantes a beber agua embotellada hasta ayer mismo, cuando se normalizó el cauce.