Caballos

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO CIUDAD

04 nov 2017 . Actualizado a las 23:34 h.

Unos cuarenta caballos deambulan estos días por los montes de Vigo buscando algún oasis verde en forma de pasto. La Asociación de Gandeiros do Galiñeiro, que los gestiona, ha pedido esta semana ayuda para alimentarlos. Y aportan la buena noticia de que ninguno de estos equinos murió durante la brutal ola de incendios de hace dos semanas. Constituye un hecho colosal la sola existencia del caballo gallego de monte, o faca galizana, dentro del término municipal de Vigo. Es asombroso que, sin salir de un municipio de trescientos mil habitantes, encontremos estos nobles animales, que viven en condiciones semisalvajes. Y esto, al igual que el cinturón forestal que rodea nuestra ciudad, es una de las peculiaridades de las que deberíamos presumir siempre.

El fuego ha arrasado ahora grandes extensiones de bosque, como el monte Galiñeiro donde tenían su hogar los equinos. Y, al igual que aquella noche infame en la que medio Vigo se echó a la calle con cubos de agua, la movilización continúa. Ahora, para recuperar el terreno quemado y devolver una oportunidad también a la fauna. Vigo -siempre lo proclama Ferrín- es una ciudad que ama al caballo. Y no solo por la estatua que preside la entrada en la ciudad, obra de Oliveira. También tuvimos un concurso hípico que se celebró durante un siglo. E incluso aprendimos a fabricar coches... con el 2CV, el Dos Caballos.

Por eso ahora, cuando ha pasado el fuego y hay que trabajar para recuperar lo perdido, es buen momento de recordar el tesoro natural que tenemos. Porque la naturaleza volverá a darnos otra oportunidad. Y a ver si esta vez no la desaprovechamos.