«Perdimos 500.000 euros, estamos arruinados y sin saber qué futuro nos espera»

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Doniz

El fuego arrasó la nave de una firma eléctrica en la que explotó un camión con 40 litros de gasolina en Fragoselo

18 oct 2017 . Actualizado a las 10:21 h.

Juan Manuel Soaje y José Jorge Martínez vivían de la fiesta. Concretamente de poner luces, sonido y todo los relacionado con instalaciones eléctricas en festejos, tanto en Vigo como en su entorno. Arcos con bombillas, altavoces o farolillos eran sus herramientas de trabajo, el fuego acabó con todo el domingo sin que ellos, a muy poca distancia, pudieran hacer nada. La nave de almacenamiento que poseen se ubica en Fragoselo, una de las muchas zonas cero de los incendios que cercaron y entraron en Vigo.

«Nos avisaron a media tarde de que el fuego estaba llegando a la zona y nos desplazamos lo más rápido que pudimos. Al llegar nos encontramos con un cordón de seguridad que no nos permitió pasar. Eran las ocho de la tarde y sabíamos que el fuego no había llegado todavía a la nave, intentamos razonar con los agentes, pero fue imposible. Ellos hacían su trabajo, todas las casas del lugar estaban desalojadas y nosotros tuvimos que quedarnos allí con una sensación de impotencia muy grande», explica José Manuel Soaje, que empezó con 14 años a trabajar en la firma Electro Radio Comesaña hasta coger el relevo del fundador y único propietario.

Soaje, acompañado de su socio y primo, José Jorge Martínez, reconocía ayer que, con más de 60 años, no se ven con fuerzas para empezar de cero invirtiendo el dinero que haría falta: «Perdimos 500.000 euros, estamos arruinados y sin saber qué futuro nos espera. Empecé a trabajar de niño y poco a poco fui comprando los arcos de luz, cientos y cientos de metros de cableado, equipos de sonido y otras muchas cosas que son necesarias en los festejos. Hoy no tenemos nada, lo perdimos casi todo. Solo pudimos salvar un generador eléctrico y un coche viejo que tenía aparcado en la nave».

Nada más que escombros

Ayer por la tarde, y con lluvias intermitentes en las últimas 24 horas, el perímetro de la nave seguía humeante. Buena parte del tejado se desplomó por el efecto devastador de las llamas, mientras que el interior quedó reducido a un montón de hierros y troncos carbonizados. «Cuando llegamos a la nave, el domingo, ya era tarde. Estamos seguros de que las llamas, en el interior, empezaron en una montaña de cables que estaba pegada a una pared. El fuego calentó tanto el muro que seguro que hizo combustión. Eran cientos y cientos de metros de cableado cubiertos de plástico que acabaron derretidos. No quedó nada, la verdad es que ahora no sabemos qué hacer, calculamos que para poner en marcha nuevamente la empresa, con un mínimo de logística para ofrecer un servicio decente a los clientes que nos contraten, haría falta un capital superior a los 100.000 euros», confiesa Soaje, que también ejerce con mucho orgullo la presidencia del Club Deportivo Coya -«el equipo decano de Galicia», añade-. «Fíjate, hoy tenemos que usar la sede del equipo para organizar el caos en el que estamos metidos. Lo peor es que nosotros sabemos que si llegamos a estar allí aquello no arde, es triste, pero si nos hubiesen dejado subir no habría pasado nada. Otros vecinos de las casas de al lado se negaron a dejar sus viviendas, y con mangueras domésticas evitaron que las llamas entraran en sus propiedades. Nosotros teníamos mangueras, hoy ya no queda ninguna, pero hubiera sido suficiente para conservar lo que teníamos, que era nuestra vida y de la que ya no queda absolutamente nada», confiesan ambos primos, socios y empresarios con las incógnitas que implica verse con pocas salidas en la vida más allá de los sesenta años.