El único comedor social de fin de semana puede cerrar por dificultades económicas

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vazquez

Un total de 350 usuarios se verían en la calle si Vida Digna echa el cerrojo

03 oct 2017 . Actualizado a las 13:17 h.

La organización Vida Digna está con el agua al cuello. Tan mala es su situación económica que si no recibe ayuda de inmediato se verá abocada a prescindir de algunos de los servicios que presta. Entre ellos figura el único comedor social de fin de semana existente en la ciudad. En caso de tener que echar el cerrojo dejaría en la calle a las 350 personas que comen dos días a la semana gracias a esta presatción.

El mal menor sería reducir el número de plazas, lo que igualmente supondría un varapalo al dejar desasistidas a numerosas personas con dificultades económicas.

«Estamos a menos cero, en una situación caótica, poniendo dinero de nuestros bolsillos y de otras partes», comenta el responsable.

Los gastos anuales rondan los 120.000 euros, mientras que los ingresos se sitúan entre los 90.000 y los 95.000.

A esto se suma el hecho de que las subvenciones que reciben de organismos oficiales no llegan hasta finales de año, lo que les obligó a pedir un préstamo de 30.000 euros. «Es un problema la demora de las ayudas porque cuando nos lleguen ya serán para pagar lo gastado. Estamos en números requeterrojos. Si la cosa continúa así, en los próximos meses habría que adoptar medidas y sería una pena tener que dejar desasistida a tanta gente», añade.

Los recortes no solo afectarían al comedor, sino también a otros servicios que presta. Es el caso de el reparto de alimentos para personas sin medios y otro específico para aquellas que carecen de hogar y, por tanto, no se conservan en frigorífico ni se cocinan. En este caso atiende a personas derivadas por el servicio de asistentes sociales del Concello y a otras usuarias propias.

También tiene ropero social dividido en tres apartados: bebés, familias completas, personas sin hogar (con calzado más cómodo y prendas oscuras), y ropa interior. A los anteriores se suman las labores de atención, orientación y derivación.

«Solo el comedor nos sale entre alquileres y comida a más de cinco mil euros mensuales, o lo que es igual a 60.000 al año. También contratamos a dos personas a tiempo completo, una asistente social y un conductor de furgoneta. La semana pasada se averió el vehículo y tuvimos que pagar 300 euros con dinero propio para poder seguir. Es con la que recogemos enseres y alimentos y luego los repartimos. Después está el alquiler de local», apunta Ricardo Misa.

Vida Digna recibe ayudas del Concello de Vigo, con el que tiene un convenio para el comedor de fin de semana y reparto de alimentos. También tiene subvenciones de la Xunta, que se renueva cada año, y de la Diputación, aunque cada vez son más pequeñas debido a la proliferación de asociaciones. Por ejemplo, la de la Diputación, que antes era de unos 12.000 euros, en la actualidad se limita a poco más de tres mil, debido a esa circunstancia.

Ricardo Misa no recuerda una situación tan dramática como la actual desde que trabajan como Vida Digna, en el 2010, aunque mucho antes ya venían desarrollando actuaciones benéficas en la ciudad.

«Dicen que hay menos necesidad, pero lo cierto es que nosotros no paramos»

El responsable de Vida Digna no detecta menos afluencia de gente en los servicios sociales que prestan. «Dicen que hay menos necesidad, pero lo cierto es que nosotros no paramos. No es que no cese, sino que aumenta. Al menos eso es lo que detectamos», indica. Hace un llamamiento a la población, tanto a particulares como a entidades, para que les ayuden a mantener los servicios que ofrecen.

«No sabemos qué fórmula utilizar para recaudar algo de fondos. Pensamos en hacer una cena benéfica con un cocinero famoso, como hicimos con Chicote, pero hasta que no lleguen las subvenciones igual no podemos. Hasta se nos pasó por la cabeza poner anuncios en los periódicos, ante la situación tan complicada que atravesamos», comenta.

Buena parte de los ingresos se les van en alimentos, sobre todo en leche, lo más reclamado por las personas sin recursos. Se ha dado la circunstancia de acudir a su comedor familias completas, aunque en el caso de que haya niños, muchas de ellas prefieren que les entreguen los alimentos para comerlos en casa.

La gran demanda de usuarios del comedor de fin de semana obligó a la entidad a trasladar esta dependencia de la calle Brasil a Teis, para disponer de un recinto más amplio. En el número 54 de Brasil mantienen las oficinas, el ropero y el depósito de alimentos. Solo al alquiler del local van a parar en torno a 1.200 euros.

Una de las acciones más exitosas de la asociación es la campaña de recogida de juguetes durante las fiestas navideñas. Para esta misión resulta imprescindible la furgoneta y un espacio para la selección.

Los responsables de Via Digna temen que el vehículo no llegue a las Navidades, lo que significaría una catástrofe, de ahí que lo mimen al máximo.