«Si quiere un billete, coja el pico y la pala». El cartel aparece en la estación de tren de una vieja película del Oeste. La vía férrea apenas se adentra unas millas más allá, donde unos operarios chinos colocan nuevas traviesas. Por la época, debemos estar cerca del año 1869, cuando la línea de la Central Pacific se encontró en Utah con la de la Union Pacific, para lograr el primer ferrocarril transcontinental del mundo, del Atlántico al Pacífico de los Estados Unidos.
Al día siguiente de la película, tomando el aperitivo en el bar, el sagaz señor Víctor tiene un comentario para mí: «Ayer vi un cartel en un western que parecía escrito para Vigo». Y, efectivamente, tiene razón. «Si quiere un billete, coja el pico y la pala». Porque esto es lo que nos llevan diciendo a los vigueses con el AVE desde hace más de veinte años.
Por desgracia, no vivimos en los tiempos en que los hombres eran rudos, escupían tabaco y llevaban un Colt 45 a la cintura. Así que la Xunta y el Gobierno se han inventado frases como «variante por Cerdedo» o «estudio de impacto ambiental». Que, con el paso de los años, demuestran ser una forma rococó de decir lo mismo: «Si quiere un billete, coja el pico y la pala».
Ya no se nos habla como en el salvaje oeste americano, así que hay que tenernos entretenidos con milongas de todo tipo. Pero el AVE con la mayor ciudad de Galicia, por una decisión política aberrante, va a quedarse sin hacer. No habrá tren donde están los pasajeros. Pero siempre nos queda coger el pico y la pala. Eso, o ponernos las plumas, montar a caballo y asaltar el tren como los apaches en O Padornelo.