«Espero que el premio me lleve a Japón»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

eduardo armada

La viguesa Marta Armada logra una mención honorífica en la Bienal Internacional de Cerámica de Mino

26 sep 2017 . Actualizado a las 12:59 h.

La cerámica es un arte que a pesar de confundirse en ocasiones con la escultura, tener una carga tan creativa como la pintura, y muchas veces, una dificultad técnica mayor que aúna belleza y diseño, vive en un mundo paralelo, ajeno a museos y centros de arte. En el área de Vigo, la cantera de artistas entregados a ella es amplia y de peso. Maestros como Emilia Guimeráns o Miguel Vázquez han fidelizado a discípulos que aventajan al profesor. Es el caso de Marta Armada (Vigo, 1967), una artista especializada en cerámica que lleva acumulando reconocimientos desde hace casi veinte años (fue Premio Artesanía de Galicia en el 2014) y la semana pasada acarició uno de los grandes al lograr una mención honorífica en el Undécimo Festival International de Cerámica de Mino, en Japón, por la obra Satellites. Ella y el valenciano Cristóbal Saborit fueron los únicos españoles premiados.

-De 2.400 participantes y más de 1.300 admitidos, su trabajo se situó en el puesto 34 entre las 141 elegidas de todo el mundo.

-Sí, no contaba con que me seleccionasen porque es un concurso difícil, con un nivel muy alto. La Bienal de Mino es una de las competiciones más importantes y además es en Japón, donde tengo puesto el punto de mira. Espero que me ayude a llegar allí.

-Hace piezas de joyería y otras que rozan lo escultórico. ¿Qué la define mejor?

-Me considero ceramista porque es la disciplina que he trabajado toda la vida. Al principio pintaba y hacía escultura. Con el tiempo me pasé al pequeño formato. Con la joyería encontré una vía donde hacer escultura, pintar y hacer lo que me gusta en un tamaño en el que me siento cómoda. Actualmente combino ambas cosas, una parte que no me gusta definir como comercial, sino accesible y seriada (aunque cada pieza al hacerla a mano, es diferente), que es la que llega a las tiendas; y otra de joyería contemporánea, casi escultura.

-¿Cuando hace una pieza piensa en que tenga una función?

-No. Hago piezas utilitarias y otras que son objetos que no pienso para qué van a valer.

-¿Si el arte sirve para algo es menos arte?

-En cierto modo es algo así, pero creo que es una cuestión cultural. En Asia el concepto es diferente. Le dan valor al objeto de uso diario. Una pinza, una taza de té... a mí eso me gusta. Por ejemplo, el conjunto de piezas por las que me concedieron el premio forma parte de una serie que hice en Taiwán el año pasado, durante una residencia artística, y trabajé ese tema, lo utilitario llevado a los artístico. Son como esculturas para llevar puestas, como unos colgantes que son tazas de té minúsculas.

-¿Es en Asia donde se cuece todo en este sector?

-En Europa hay escuela, gente que aporta un diseño innovador, pero a mí me interesa cómo trabajan la porcelana en Japón y Corea. Mi estancia en Taiwán fue mi primera visita a Asia y fue impactante. Era un reto hasta de comunicación, que funcionó con la cerámica. Por eso le puse el título de Satélites a las piezas. Hacía retratos a taiwaneses y a artistas con los que vivía. Cada uno, al cogerlos, los hacía suyos de forma diferente (para escuchar, para hablar...). Así cobró sentido.

Quique Touriño

-¿Pudo asistir al certamen?

-Por desgracia, no. De Taiwán las traje a Vigo, donde las completé y las envié. Aún sigo con el proyecto.

«Aún estaba en el instituto cuando empecé en Artes e Oficios»

Desde hace años, Marta Armada trabaja solo con porcelana, que combina a veces con plata. «Me gusta porque es un material muy difícil, que te plantea muchos retos. Eso es lo que me atrae. A cada país que voy intento trabajar con materiales propios del lugar, como hice en Australia o Taiwán. Me queda mucho por aprender», admite.

-¿Por qué cree que la cerámica tiene un reconocimiento menor?

-En buena parte me parece que es por desconocimiento, porque dentro de la cerámica hay muchas vías, muchos caminos a seguir. Más tradicional, más artística, de diseño, de joyería... Hay campos que no se conocen y pocos espacios para exponer ese tipo de trabajos. En general se tiene una idea de la cerámica que se queda en lo tradicional, cuando dentro de la contemporánea se hacen cosas súper interesantes. Con la joyería pasa lo mismo.

-¿Dónde trabaja?

-Antes en mi casa y era un poco lío. Ahora tengo un taller cerca, amplio y luminoso, con hornos, tornos y todo lo que se necesita.

-¿Siempre quiso dedicarse a esto?

-Sí, siempre lo tuve claro. Estaba en el instituto cuando empecé en la Escola de Artes e Oficios con Miguel Vázquez, que fue mi primer profesor y el mejor. Él me inculcó la base y a raíz de ahí fui haciendo cursos y talleres y estuve en la Escuela de Cerámica de la Moncloa, en Madrid, que fue un paso importante. En Artes e Oficios también me dieron clases de dibujo y me enganché. Pensé que me iba a cansar, pero es una ventana infinita. Me encanta el proceso. Hace unos 15 años descubrí la joyería y pude mezclar un poco todo. Además me permite moverme fuera, mis piezas viajan conmigo.

 -Y vivir de ello

-Sí, es una manera de llegar.

Obra. Ha protagonizado muestras en diferentes ciudades, aunque hace años que no expone en Vigo. «Me encantaría exponer la obra de Taiwán, aquí y allí», dice.

Escaparate. Su escaparate es Internet y además vende en tiendas, desde Cangas a Italia, pasando por Asia.

M. Canosa