La potencia que nació de la fascinación de un niño

Xosé Ramón Castro
X. R. CASTRO VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vazquez

Jorge Méndez, presidente y director deportivo del Flic Flac, soñó desde pequeño con ser gimnasta y acabó creando un club de referencia por empecinamiento

25 sep 2017 . Actualizado a las 10:38 h.

De pequeño quería ser gimnasta, pero Vigo estaba huérfana de la disciplina deportiva y las ocupaciones de su progenitor como trabajador de El Corte Inglés le impedían que el Seat 850 familiar se desplazase a Pontevedra, el sitio más cercano en el mundo en donde la gimnasia existía. Lo palió haciendo el pino en la calle y con el taekuondo, que para él era lo más parecido, pero aquello, y las negativas de un viejo entrenador a dejar a un pequeño sin flic flacs en un grupo de acrobacia que practicaba todos los veranos en el colegio de Chouzo, marcó a Jorge Méndez Lamas, el hombre que creó el Club Flic-Flac en el año 2003 y que lo ha convertido en una referencia en los menos de 14 años que tiene de vida. «É un salto acrobático que vai hacia atrás, é como avanzar de costas. Púxenlle o nome ao club para facer unha homenaxe á miña infancia», comenta.

Estudiante de INEF en Oleiros, su atracción por la gimnasia acrobática viene de serie. Si de niño quedó boquiabierto, a los 23 años la fascinación le desbordó al asistir a una Gimnastrada en Granada. «Vimos uns acróbatas alemáns profesionais que facían o pino encima das mans, facían saltos mortais, unha coreografía espectacular, e eu quedei flipado». Era 1996, y tan grande fue el impacto que al regreso se convirtió en una especie de rata de biblioteca para empaparse de todo lo relacionado con una disciplina que por entonces recibía el nombre de acrosport. Todavía no existía Internet, pero fue capaz de reunir más de 2.000 fotografías. Además, se dejó un buen dinerito en comprar cuanto libro de acrobática caía en sus manos y de asistir a cuanto curso se interponía en su camino.

Este idilio con el deporte alcanzó su clímax en noviembre del 2003 cuando se embarcó en la fundación del Flic-Flac. «Decidín empezar un proxecto en solitario, con moita ilusión pero sen saber moi ben a onde iamos», comenta Jorge Méndez, que recorrió el kilómetro 0 de aquella aventura con ocho gimnastas a bordo. Los precursores de los más de 3.000 que en estos tres lustros han pasado por un club que no ha parado de crecer.

Primero estrenándose en un campeonato gallego en el 2004 para un año después acudir al primer estatal. «Aí foi onde nos demos a coñecer no ambito nacional. Galicia, que estaba perdida, de repente aporta un club que tiña un xeito diferente de facer as cousas e que por riba obtiña moi bos resultados xa na primera vez». El secreto venía de la vinculación del Flic-Flac con la escuela portuguesa, adonde acudieron una vez al mes durante mucho tiempo para empaparse de los métodos de hombres como Lourenço França. «O ritmo deles, o xeito de adestrar, as formas e o estilo», comenta el técnico vigués.

Luego llegó el primer campeonato de Europa, en el 2009, y el primer mundial y con ellos los éxitos a nivel internacional de un club que se ha convertido en la gran referencia de la acrobática en España.

Sin perder en ningún momento su esencia. Porque la filosofía sigue siendo la misma. «Nós queremos difundir a ximnasia acrobática en todos os ámbitos, dende escolar e recreativo. A nosa filosofía é disfrutar co que facemos, ser mellores cada día en todo, no sistema de adestramento, no sistema de xestión, en todo».

Lo único que ha cambiado es la estructura de un club que comenzó con Jorge como único guía y que hoy cuenta con 12 entrenadores, una responsable de gestión, una fisioterapeuta y que ya piensa en un psicólogo deportivo. Una estructura profesional. También cambió el escenario. Dejaron o Berbés y la ETEA se ha convertido en su casa para atender a los más de 600 jóvenes que controlan en la actualidad.

A lo largo de este tiempo, ha ido perfeccionando un método que busca la excelencia, pero quemando las etapas pertinentes. «Utilizamos unha pedagoxía en positivo. O esforzo é innegociable», cuenta el máximo responsable de un club que cuenta en su estructura con tres escalones diferenciados: formación para los niños de tres a cinco años -llamados acrominis- con un método recreativo en donde comienzan a desarrollar sus habilidades gimnásticas de base, para superar después los pertinentes filtros que le llevarán al denominado grupo de tecnificación, con un plan de cuatro entrenamientos semanales y ya metidos en competición. El paso previo para alcanzar el grupo de rendimiento que tiene como objetivo brillar en las mejores competiciones del mundo. Las que un día recorrió Jorge Méndez para moldear el mejor club.