Al Cunqueiro le toca despegar

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

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XUNTA

Dos años después, el nuevo hospital aún necesita tecnología, pero el clima se ha normalizado

11 may 2019 . Actualizado a las 20:32 h.

A principios de este mes, el conselleiro de Sanidade charlaba en la entrada del Hospital Álvaro Cunqueiro con un par de directivos, cuando una señora se acercó a él. «Mire, usted no haga caso. Esto es magnífico, de verdad», le arengó a un atónito conselleiro, más acostumbrado a escuchar las quejas. Hace solo dos años, la entonces conselleira de Sanidade tuvo que entrar a escondidas en el hospital para que nadie la increpase, como era habitual, y se reunió con la dirección a puerta cerrada. Fue el 25 de septiembre, tal día como mañana. Aparentemente, era un día de fiesta, porque se completaba la puesta en marcha del mayor hospital de Galicia. Pero no es tanto una diferencia de estilos entre Jesús Vázquez Almuíña y Rocío Mosquera. Es, más bien, un cambio de clima en el hospital.

De las más de veinte personas consultadas entre los mandos del complejo hospitalario, hay una frase que resume el sentir general: «Esto ya es un hospital normal». Hubo un tiempo en que no lo era. Ya nadie quiere acordarse de los inicios, en aquel frenético septiembre en el que el caótico traslado desde el Xeral se paralizó porque los quirófanos del Cunqueiro estaban contaminados, en el que el PSOE exigió que se desalojase el hospital porque una persona había muerto en la uci y en el que más de 100.000 personas se manifestaron contra el hospital.

Pero el Cunqueiro no nació para ser un edificio bonito, espacioso y nuevo, ni siquiera para ser un hospital tranquilo o simplemente normal. Se construyó -eso se dijo- para transformar la maltrecha sanidad de Vigo. ¿Lo está consiguiendo?

los MEDIOS

Nueva tecnología. El cambio más evidente es el físico. «El aparataje que teníamos antes era de la década anterior a la que nos correspondía, ahora tenemos lo mejor», asegura el jefe del servicio de neumología, Alberto Fernández Villar. Pone un ejemplo: la sala de técnicas broncopleurales plomada, es decir, en la que se pueden tomar imágenes de rayos X, y solo hay cinco en España.

En pediatría son un pequeño hospital dentro del hospital, con todas sus especialidades. Una de las joyas de la corona es la unidad de neonatología. Se instalaron nuevos sistemas y se creó el banco de leche. «De nada sirve tener los mejores profesionales si no tienes buenos medios, y al revés», sentencia el jefe, José Ramón Fernández Lorenzo.

El Cunqueiro estrenará en la primera semana de octubre el primer quirófano híbrido de Galicia, para cirugía vascular y cardíaca. «En los quirófanos no hay parangón», concluye el jefe de urología, Antonio Ojea. En la uci se pudo poner en marcha la ECMO, una técnica que permite sacar la sangre de un paciente para tratarlo de dolencias extremas. «Queremos desarrollarla aún más», dice la jefa de servicio, Dolores Vila.

Hay, pues, más medios: «Antes había dous tacs, agora temos catro; e unha resonancia de 3 teslas, que non había, e novos ecógrafos», constata el jefe de radiología, Xan Vieito.

Se crearon nuevas unidades, como la de ictus, la de ortogeriatría y otras. Se ha podido dejar de derivar algunos casos a otros hospitales por falta de medios. «Todo el circuito de los implantes se hace aquí, antes gran parte se hacía fuera», explica el jefe de otorrinolaringología, Carmelo Santidrián.

No siempre es cuestión de tecnología. En psiquiatría la clave fue concentrar las dos unidades de agudos del Meixoeiro y del Nicolás Peña en el Cunqueiro y cerrar el Rebullón. «Hemos mejorado mucho y, además, siempre es positivo cumplir la ley», dice, con ironía, el jefe, José Manuel Olivares, en referencia a la normativa que obliga desde los años 80 a cerrar los hospitales psiquiátricos.

El espacio suele ser clave. «Hemos mejorado mucho la unidad del dolor porque tenemos más espacio y cada vez hacemos más técnicas en quirófano», dice el jefe de anestesiología, Gerardo Baños. También hay una unidad de dolor agudo en el Cunqueiro.

integración de equipos

1+1=¿2? En algunos servicios, los que ahora son compañeros de trabajo se conocieron el primer día, atendiendo pacientes. «La unión de dos culturas chirrió, pero ahora estamos empezando a remar como un equipo», admite el jefe de urgencias Luis Amador. Y es algo que lleva su tiempo. También en la uci se fusionaron al llegar. «Al principio, mucha gente decía: ‘‘En el Xeral se hacía así, en el Meixoeiro se hacía así’’; ahora tenemos que funcionar como Álvaro Cunqueiro», pide la jefa de cirugía general, Isabel Lorenzo.

La integración es un cambio mayúsculo, porque a veces al juntar equipos se multiplican los recursos. Pero esto es más difícil de percibir. Traumatología, el servicio con la mayor lista de espera, se fusionó semanas antes de llegar. «Ahora podemos tener equipos especializados: miembro superior, cadera, rodilla, columna y ortopedia infantil», detalla el jefe, Roberto Casal. Y operan más. Antes no podían.

En oncología pasó lo mismo: se fusionó y llegó al Cunqueiro. Eso permitió, también, especializarse. «Antes trabajábamos de manera diferente, ahora nos hemos homogeneizado», dice el jefe, Joaquín Casal.

«Antes no había cardiólogo de guardia en el Xeral, solo en el Meixoeiro; ahora estamos todos en el Cunqueiro, donde están todas las urgencias», dice el jefe de cardiología, Andrés Íñiguez. Y lo mismo ocurre con los neurólogos, porque ahora sí que hay guardia.

humanización

Son personas. Pero la sanidad no solo es calidad técnica. A los médicos se les critica que a veces se olvidan de que no tratan enfermedades sino enfermos. El propio Joaquín Casal reconoce que ahora los medios son mejores, pero que, en el caso de oncología, con un hospital de día para las quimioterapias inmenso. Tal vez sean más fríos. «Esto es un macrohospital, con macroconsultas, a lo mejor llega un paciente y han cien personas en una sala de espera», reflexiona.

En obstetricia el cambio ha sido radical. Del oscuro paritorio del Xeral se ha pasado a las unidades donde para dilatar, dar a luz y quedarse un tiempo con el recién nacido. «Eso y las habitaciones individuales son el mayor cambio. Las mujeres están más contentas», constata el jefe de ginecología, Carlos López Ramón y Cajal. Hay pequeñas cosas que simbolizan el cambio de calidad. El jefe de cirugía vascular, José Manuel Encisa: «Cuando atendíamos a un paciente amputado en el Xeral y tenía que subirse a una camilla había que llamar a un celador y que lo cargase en peso; ahora tenemos camillas hidráulicas, con un pedal». El área pediátrica está aún en proceso de humanización y en la uci está por empezar su nuevo plan.

lo que falta

Terminar el desarrollo. Pero queda mucho por hacer en todos los frentes. El primero es el equipamiento. «No nos conformamos, queremos estar a la última», reclama el jefe de vascular. Todos los servicios quirúrgicos piden más material para hacer varias operaciones a la vez.

La segunda sala de electrofisiología debería estar ya funcionando para tratar a pacientes con arritmias. «Tanto la obra como el equipamiento están adjudicados, pero se han retrasando más de lo que deberían», dice el jefe de cardiología Andrés Íñiguez, que agrega que las camas de su servicio se están quedando escasas.

También el laboratorio central, en el Meixoeiro, debería estar ya operativo y no lo estará, probablemente, hasta principios del próximo año. El tac intraoperatorio, una de las primeras reclamaciones aceptadas, sigue pendiente. Y también falta acercar a urgencias aparatos de radiología, porque están a 300 metros y son necesarios constantemente.

Los jefes de pediatría y psiquiatría reclaman que se ponga en marcha la unidad de psiquiatría infantojuvenil, para ingresar a los niños con patología mental. Los neurólogos intentan desde hace meses crear una unidad de ELA pero la dirección no acaba de decidirse por los espacios. A veces, los jefes lo achacan a problemas del Sergas con la concesionaria del hospital para hacer obras, como ocurre en cardiología y en oncología.

Todos reclaman más medios para combatir la lista de espera, donde apenas hay impacto.

Otro aspecto es más de fondo. La Xunta suele resaltar que en el último monitor de reputación sanitaria, una encuesta hecha entre profesionales de toda España, el Chuvi aparece en el puesto 29 y es el primero de Galicia. Antes, ni siquiera salía. Es el tirón Cunqueiro. Pero hay otro análisis. Porque ese monitor también hace un ránking especialidad por especialidad. Vigo no aparece en ningún caso entre los 15 primeros puestos. Si el hospital empieza a ser reconocido, es el momento de que las especialidades despeguen.