El fuego agrieta López de Neira

a.martínez / j.romero VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Media docena de viviendas han sufrido daños por el incendio del domingo y el Ayuntamiento exige a los dueños de los dos edificios que quedaron arrasados que tomen medidas para garantizar la seguridad

19 sep 2017 . Actualizado a las 17:30 h.

El incendio que arrasó dos edificios de la calle López de Neira ha provocado unos daños colaterales que los afectados comenzaron ayer a valorar. Media docena de viviendas se han visto perjudicadas por este siniestro que mantuvo activos a los bomberos durante todo el domingo. Los desperfectos más graves se produjeron en el número 42, que es el inmueble contiguo al primero de los edificios que se quemó.

La mayor parte de los vecinos que residen en este lugar se marcharon por precaución y muchos no volvieron ayer a dormir a sus viviendas por un olor a quemado que resultaba insoportable. Grietas, agua que se filtró de las labores de extinción y paredes ennegrecidas es el escenario que se han encontrado al regresar a sus casas. Las paredes se resquebrajaron por efecto de las altas temperaturas que alcanzó la medianera del edificio durante el siniestro. No obstante, no peligra la estructura porque el bloque está construido en piedra y pudo resistir.

Los peritos ya están analizando los daños que se han producido con el objetivo de que las compañías aseguradoras se hagan cargo de los gastos de reparación. En el número 9 de la Ronda de Don Bosco también se produjeron deterioros porque las altas temperaturas provocaron la rotura de cristales de los pisos que se encuentran orientados hacia la parte trasera de la calle. Otro inmueble de la calle Progreso ubicado junto al lugar del siniestro también padeció los efectos del calor y la intensa humareda.

Mientras tanto, la Policía Local ha vallado los dos edificios que se quemaron como medida de precaución.

La Policía Científica aún no ha podido acudir al lugar de los hechos para investigar las causas del fuego por la situación de riesgo que entraña acceder al interior. Los edificios han quedado en tan mal estado que existe el riesgo de que se produzcan desprendimientos. Entre las paredes de piedra de ambos inmuebles ha quedado una montaña de escombros y de vigas de madera carbonizadas que deberán ser retiradas para prevenir cualquier percance.

Inspección

El Concello urge a los propietarios a que tomen las medidas oportunas para devolver la seguridad a la zona. El alcalde, Abel Caballero, informó ayer que técnicos de urbanismo inspeccionaron la zona y que la administración local instará a los dueños a que tomen medidas urgentes para garantizar que no se vuelvan a producir incidentes. Ambas propiedades están pendientes de ser demolidas.

Los titulares del número 40 presentaron un proyecto de rehabilitación y derribo, pero la Xunta emitió un informe desfavorable. La administración local no compartió esa resolución y pidió una aclaración el pasado 1 de junio, sin que haya recibido ninguna respuesta por el momento.

Respecto al edificio del número 38, sus responsables ya tomaron medidas provisionales consistentes en tapiar y asegurar la fachada. Presentaron un proyecto de derribo y su autorización está pendiente de solventar algunas deficiencias antes de que sea remitido a la comisión de Patrimonio de la Xunta, que decidirá en última instancia.

«Toqué la pared del baño y ardía y el agua del grifo salía caliente»

Los vecinos del número 42 de la calle López de Neira se vieron sobresaltados la mañana del domingo por el fuego que devoró los dos edificios de al lado. Ellos tampoco se libraron de sufrir las consecuencias, aunque los daños fueron leves. «El domingo vine sobre las once de la mañana. Ya habían apagado las llamas, pero la pared estaba caliente. La toqué en el baño, que estaba revestida de mármol, y ardía», recuerda una vecina del primer piso.

En el momento del siniestro estaba su hermana con su pareja dentro de la vivienda y cuando se dieron cuenta optaron por marcharse a la calle. Esta inquilina recuerda que agentes de la Policía Local tocaron los timbres para alertar a los vecinos.

Ayer le tocaba día de limpieza después de los daños causados por el fuego. El suceso le pilló mientras hacía la mudanza para irse a vivir a otra parte. El salón de la vivienda también quedó perdido. Agua que chorrearon los bomberos para apagar las llamas acabó filtrándose en el salón de su casa. «Entró el agua y rompió la pared», afirma. «No sé si hay más pisos afectados, pero hablé con el del tercero y me dijo que está mucho más sucio que este», comentaba ayer.

«Mi casera ya ha avisado a los seguros y los peritos están en ello», afirma. Los residentes de la zona esperan que este sea el último incendio que tengan que soportar. En 2015 hubo otro que acabó con la vida de un okupa y un bombero resultó herido.

Marea relaciona el siniestro con las limitaciones del albergue municipal

La portavoz de Marea de Vigo, Marga López Barreiro, dijo ayer que el fuego originado este fin de semana en dos edificios abandonados de López de Neira «ten que poñer de manifesto e visibilizar un problema en aumento na cidade, o das persoas que pasado o máximo de 10 días seguidos que permite o actual albergue municipal xa non teñen alternativas». Señala que la pobreza y la exclusión social se están incrementando exponencialmente en la ciudad y aporta el dato de que Vigo es la ciudad gallega donde se detecta el mayor aumento de solicitudes de la Risga, «triplicándose dende o inicio da crise». Esta situación hace que muchas personas sin hogar se metan a vivir dentro de edificios abandonados y sin condiciones de habitabilidad «e sen outra opción de quentarse ou cociñar que empregar fogueiras, co risco que pón en inmobles vellos, con moito material constructivo inflamable».