Los condenados por el fraude de Las 5 Jotas ya superan el centenar

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. MORALEJO

La Audiencia confirma cuatro años de cárcel para uno de los administradores de la constructora Konstrunorest, una de las empresas implicadas en la trama

17 sep 2017 . Actualizado a las 14:39 h.

Cuando a finales del 2009 una autónoma que tributaba por el sistema de módulos denunció que Hacienda le atribuía una facturación astronómica que no cuadraba con sus números, no podía imaginarse que estaba destapando la mayor red de fraude fiscal de Galicia. La trama de Las 5 Jotas, con 300 empresas investigadas, supera ya el centenar de empresarios condenados mientras el cabecilla que urdió el modus operandi de las facturas falsas, Xosé Manuel Costas, sigue en paradero desconocido.

Gran parte de los juicios no se llegaron a celebrar porque los encausados pactaron con el fiscal devolver el dinero defraudado a cambio de librarse de ingresar en prisión.

La quinta sección de la Audiencia acaba de confirmar una condena de cuatro años de cárcel en total para un administrador de la constructora Konstrunorest, que estaba implicada en la trama. El empresario se enfrentaba a seis años de cárcel y el juzgado de lo penal número 2 de Vigo le rebajó a cuatro años. Uno por un delito contra Hacienda por su declaración tributaria del Impuesto de Sociedades del 2007 y una multa de 240.000 euros. Otro año por otro delito fiscal en el 2008 y multa de 300.000 euros.

También le impusieron dos años más como cooperador necesario del grupo Las 5 Jotas en el delito continuado de falsedad en facturas. Llegó a pedir recibos falsos que rondaron los 730.000 euros. La cuota tributaria defraudada en el primer año fue de 126.991 euros y de 152.326 en el 2008.

Para que exista delito fiscal la cantidad defraudada tiene que superar los 120.000 euros, de ahí que de las 300 compañías investigadas Hacienda solo haya acusado de dicho delito a 18, la mitad de las cuales ya se declararon culpables y devolvieron el dinero. Las cantidades que entregaron oscilan entre los 350.000 y los 700.000 euros, cifras a las que hay que añadir las multas, de cuantía millonaria.

Según los datos que maneja Hacienda, las facturas falsas emitidas por Las 5 Jotas a las 300 empresas citadas ascienden al menos a 150 millones de euros. Ese dinero fantasma servía para justificar trabajos inexistentes con el fin de beneficiarse de desgravaciones fiscales.

Las 5 Jotas funcioaba como un cajero automático de dinero negro, de forma que cuando una de las empresas investigadas necesitaba efectivo en B, le pedía facturas faslas por trabajos ficticios. Xosé Manuel Costas iba personalmente al banco a cobrar dichas facturas.

 El líder de la red, que no usa sus tarjetas, continúa en paradero desconocido

Seis años de cárcel. Es la pena que el juez impuso al cerebro de la trama de Las 5 Jotas, Xosé Manuel Costas, pero nunca pisó la prisión porque el día antes de la fecha fijada para entrar se fugó. Todo indica que planeó muy bien la marcha durante meses, ya que no ha realizado ningún movimiento con sus tajertas bancarias, lo que hace pensar que había sacado el dinero previamente. La Europol ha incluido nombre y su rostro entre los fugitivos más buscados. Rumanía es uno de los países en los que se le busca, ya que de allí procedían muchos de los trabajadores de la empresa.

Hacienda

Un equipo especial para cobrar. La Agencia Tributaria ha creado un grupo especial de cobradores para tratar de recuperar el dinero defraudado, que se cree que supera los 150 millones de euros.

la red

Empleados con cuenta bancaria. El jefe de la trama contrató a cientos de trabajadores rumanos a los que abrió cuentas en distintas entidades financieras. Operaba así con fondos opacos. Varios empleados de banca fueron acusados por entender que la red no habría podido tejerse sin su colaboración.

trucos

Hacienda destapó la trampa. Los inspectores tiraron de varios hilos. Algunas cosas que llamaron su atención fueron los cambios repentinos de proveedores, el importe redondo de facturas muy elevadas, y los precios desorbitados de algunas de ellas.