Vindel

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO CIUDAD

15 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

He leído que la llegada a Vigo del pergamino Vindel es equiparable a que Atenas recuperase los frisos del Partenón. Y no es lo mismo. Los bajorrelieves que se exponen en el British Museum fueron robados por las tropas británicas. Y el manuscrito con los poemas de Martín Códax fue adquirido legalmente por la Morgan Library. De hecho, tenemos que agradecerles que lo hayan conservado tan bien desde 1977. España, que tuvo hace un siglo la oportunidad de adquirirlo, nunca mostró el menor interés. Otra cosa es que la emoción sea comparable. Pero el Vindel está en Nueva York como la Gioconda está en París. Allí se la dejó Da Vinci a Francisco I. Y, aunque Italia moriría por tenerla en sus museos, es un cuadro francés, que de hecho ya adornaba el palacio de Versalles cuando el Rey Sol recibió la noticia de la derrota de su Armada en la batalla de Rande de 1702. El manuscrito cruzó el charco, como hay cuadros de Rembrandt en el Prado o de Murillo en Rijks Museum. Incluso esta amalgama muestra la riqueza cultural y la dimensión social de los humanos. El Vindel tiene su lugar en Nueva York. Y hay que agradecer a sus propietarios la deferencia de cederlo en préstamo durante unos meses, un éxito en el que hay que felicitar, incluso aclamar, a los profesores de la Universidad de Vigo que han trabajado tanto por conseguirlo. ¿Sería hermoso adquirir el pergamino Vindel y tenerlo en Vigo para siempre? Pues es dudoso, habida cuenta de nuestra escasa habilidad para valorar, promover y conservar nuestro patrimonio. Casi uno se siente más tranquilo sabiendo que las ondas do mar de Vigo baten en las vitrinas de la Morgan Library.