«Una caída de 12 metros impone mucho»

a.m. VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Turac Aventura

27 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay nada que le guste más a Alfonso Montero que verse solo en plena naturaleza. Su admiración por la ausencia total del ruido de la ciudad, junto con su pasión por el riesgo y la adrenalina, hicieron que desde el primer momento en el que probó el barranquismo ya no pudiera desengancharse nunca. Asegura que es un deporte lleno de sensaciones, que combina la emoción de los saltos desde una gran altura con el deporte acuático, ya que en ocasiones también le toca hacer algo de rafting para avanzar por el río. Aunque se siente cómodo en la soledad del bosque, suele practicar este deporte en grupo, guiado por los expertos de Turac Aventura. Sus entornos favoritos son el río Cerves y el Cortella, ubicados en el municipio de Melón. También suele hacer espeleología en las cuevas de Coruxo, pero es al barranquismo al que le dedica la mayor parte de su tiempo.

El vigués suele enfundarse el neopreno cuatro veces al mes para recorrer los barrancos cercanos a Vigo, ya sea de día o de noche. Explica que en ocasiones debe saltar al agua desde alturas de más de 12 metros y que esa es una caída muy imponente. Sin embargo, precipitarse hacia el fondo de un barranco no es lo más peligroso. Según él, el mayor riesgo consiste en algo tan simple como perder el equilibrio al andar por una roca resbaladiza, lo que le puede ocasionar un buen golpe. «Lo bueno del barranquismo es que siempre tienes un plan B si una ruta no te parece adecuada», explica, aunque toda la experiencia acumulada ya le ha hecho perder cualquier atisbo de impresión y los secretos del bosque ya son para él viejos conocidos.