Las palmeras de la estación se mueren

La Voz

VIGO CIUDAD

Luz Conde

La plaza de Urzaiz pierde dos árboles catalogados como singulares. Uno ya está cortado y el otro, precintado

17 ago 2017 . Actualizado a las 14:15 h.

Dos de diez palmeras situadas en la plaza de la estación de tren de Urzaiz, que ya dieron síntomas de de estar poco cuidadas en el 2015 después de que una de ellas se cayera al suelo, se encuentran valladas por una cinta a modo de precaución. Ofrecía signos de desmoronamiento y ya ha sido cortada por los operarios. La otra está doblada, hasta el punto de sobrepasar la barandilla de la cuesta que da a la calle Urzaiz, justo al lado de la parada de autobús.

Hace dos años ya se había caído uno de las ejemplares. Por fortuna, no hubo heridos. Fue una advertencia. Lo que hizo el Concello fue adoquinar el suelo y recortar las ramas de los liquidámbar y de las palmeras que crecen en la plaza. Podó la caída y apartó las hojas de la misma. Sin embargo, a día de hoy el aspecto de las palmeras está más desmejorado que nunca. Se mueren, literalmente.

Las palmeras de la estación están incluidas en el Catálogo das árbores singulares do Concello de Vigo, editado en 1999. En este manual, que es un inventario de masas arbóreas naturales de todo el término municipal, aparecen clasificadas una quincena de palmeras datileras (Phoenix dactylífera) cuya longevidad situaban hace ya tres lustros entre 60 y 80 años. Los árboles que aparecen en este catálogo no se pueden sustituir por ningún otro, ya que por su desarrollo o edad no se pueden reemplazar por otros semejantes procedentes de viveros.

Si en el 2015 quedaban diez palmeras no sustituibles de entre las quince que existían, con las dos nuevas afectadas ya solo quedan ocho que sobreviven. El resto están en muy mal estado, con las hojas de sus copas totalmente secas. Las palmeras datileras del catálogo cuentan con especial protección. O al menos así debería ser.

Hace dos años, los técnicos decidieron que estos ejemplares se encontraban en buen estado y optaron por no las cortarlos. Los expertos tampoco encontraron rastros de la plaga del picudo rojo que devora los troncos de las palmeras y, respecto a la inclinación que presentaban un par de ellas, consideraron que no era preocupante.

A la misma conclusión se llegó un año después, cuando el Ayuntamiento de Vigo encargó a Althenia, la empresa concesionaria del cuidado de los jardines y las zonas verdes de la ciudad, un informe de valoración de las palmeras datileras que se asientan en las proximidades de la estación ferroviaria, para el control de la plaga. Los profesionales concluyeron, después de una serie de pautas de detección visual, que no estaban infectadas.

Basta acercarse al lugar para comprobar que el descuido ha hecho mella y que su aspecto es de claro empeoramiento.