Esta ciudad no para. Siempre tiene una vuelta que darle a todo. Y es falso que solo sepamos hacer coches, armar barcos y congelar pescado. En Vigo en cada esquina surge una iniciativa. Como la que este sábado tomará Churruca con Bazares nos bares. Se trata de convertir los locales de la zona en un lugar de encuentro diurno, donde comer, beber, comprar y vender. Artesanía, discos, ropa... de pequeñas empresas y entusiastas individuales que capean la crisis con imaginación y ganas. Cada local en Bazares nos bares acoge varios puestos. También suelen salirse de la carta habitual de copas para ofrecer paella, cocido o lentejas, para tapear por allí. Y pueden ir niños, lo que permite contarles: «Aquí se conocieron papá y mamá». Es mejor no añadir luego a la narración excesivos detalles. Hubo un tiempo en que los pubs en Vigo parecían surgir por generación espontánea. Recuerdo que en Vinos, algunos cogían un tablón y unas cajas de cervezas y ya tenían una barra. Y el resto de las obras consistían en pegar unos cartones de huevos en el techo. Es verdad que muchos lo hicieron de otra forma: invirtiendo trabajo, dinero y tiempo. Pero esos mismos asistían atónitos a cómo en unas horas se les montaba enfrente la competencia.
Aquella hostelería espontánea hace tiempo que no existe. Hoy mantener un pub es un trabajo muy duro. Durísimo. Y por eso no dejan de reinventarse, con iniciativas como este Bazares nos bares, que comienza en Churruca a las 11 de la mañana de hoy sábado y se extenderá hasta las 9 de la noche. Así que nos vemos en los bares. Y en los bazares.