28 jul 2017 . Actualizado a las 19:22 h.

La batalla aeroportuaria se ha hecho internacional. Al menos en el terreno de la palabrería política. Porque hasta ahora Peinador parecía competir con los otros dos aeropuertos gallegos, situados ambos en la misma provincia de A Coruña. Pero en los últimos meses Oporto se ha sumado a la guerra dialéctica. Primero fue el alcalde Rui Moreira, quien publicó en 2016 el libro TAP. Caja Negra. Los bastidores de una guerra seria entre la TAP y Oporto. Allí venía a decir que Vigo era una «francesinha», el potente sándwich tradicional de la Cidade Invicta. Peinador vivía atenazado por Lavacolla y Alvedro, por el norte, y el Sá Carneiro, por el sur. También incluía algunos insultos y lindezas, que luego repitió en medios portugueses, olvidando probablemente que entre Oporto y Vigo hay una amistad histórica.

Pero ahora se ha sumado a la fiesta el presidente del Oporto, quien también parece desconocer que el celtismo siempre ha simpatizado con sus dragoes. Brama Pinto da Costa porque la TAP ofrece en Peinador vuelos más baratos que en el Sá Carneiro. Y ve en ello un ataque orquestado desde Lisboa, en una maniobra para hundir al aeropuerto portuense. Disparando con trabuco pedrero, el dirigente del futebol critica también a Vigo, sospechando que pueda estar en la maniobra. ¡Como si aquí nos importase un pimiento! Si alguna posición tomásemos, sería la de la solidaridad ante la marginación de la Región Norte.

Así que sería deseable que no nos metan nuestros irmaos portugueses en sus guerras. Nos sobra con las nuestras. Por mucho que hablen los políticos, no van a conseguir jamás enemistarnos con nuestros amigos tripeiros.