Semana grande

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO CIUDAD

15 jul 2017 . Actualizado a las 11:29 h.

Las fiestas de Vigo tienen un calendario difuso, no reglado, aunque la alcaldesa Corina Porro se inventase aquello de la Semana Grande. Fracasó porque aquí no se le pueden poner lindes al calendario. Las fiestas se miden en una escala temporal distinta, que comienza este domingo, cuando se lancen los fuegos de Bouzas. Y continúa con los conciertos de Castrelos, que pueden ser en cualquier fecha pero siempre llegan a tiempo. El primer domingo de agosto -otra fecha móvil- la ciudad se echa a la calle con la procesión del Cristo. Y la cosa concluye cuando volvemos a la finca de San Roque para festejar en romería al santo y a su can.

Así que no insistan. En Vigo no hay ni hubo ni habrá nunca una semana grande. Por la misma razón que no hay una plaza mayor. Son las ventajas de no ser capital de provincia, lo que nos ahorra convertirnos en provincianos. Esto es una ciudad, probablemente la única de Galicia digna de tal nombre. Y en las ciudades de verdad se festeja de otra forma. ¿O acaso alguien llegó alguna vez a Manhattan y fue recibido por un cartel de bombillas bajo el lema «Nueva York en fiestas»?

Hasta hace un siglo, la Reconquista y el Cristo de la Victoria se celebraban juntas y en junio. Así que en Vigo las tradiciones están para cambiarlas. Y funcionan por sí solas. Aquí el calendario comienza mañana, cuando despeguen los cohetes en Bouzas. Donde está situada nuestra primera agrupación aeroespacial, antes de que la Universidad pusiera sus satélites en órbita. Y, a partir de aquí, vienen las fiestas. Que duran lo que duran y van a su propio ritmo. Porque las ciudades son así.