Especialistas en lo más natural

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Un vigués y un argentino abandonaron sus profesiones en Barcelona para montar su negocio en Vigo

19 jun 2017 . Actualizado a las 13:20 h.

Un pequeño jardín vertical a los pies de cajas de madera llenas de frutas y verduras de producción ecológica, reciben a los clientes en la terraza porticada de Terrae Orgánica (Venezuela, 76), el único establecimiento especializado en alimentación sana que combina la venta de productos para llevar, con la oferta hostelera para degustación en el propio local. Los artífices del espacio de cuidado diseño son el vigués Daniel Amigo y el argentino Marcelo Garolla, que hace dos años abrieron las puertas de su negocio tras dar un giro radical a sus vidas.

Se conocieron en Barcelona, donde ambos llevaban más de 10 años trabajando. Daniel, que hizo la carrera de Ciencia y Tecnología de los Alimentos en el campus ourensano de la Universidad de Vigo, en la industria alimentaria y Marcelo, diseñador gráfico, en empresas de diseño. «Teníamos ganas de montar algo propio y ser nuestros propios jefes», reconocen a la par. «Dani siempre me decía que en algún momento quería regresar a Galicia y yo lo veía muy difícil», admite. Y fue al vigués al que se le ocurrió que una tienda de productos ecológicos era un buen plan laboral que a Marcelo también le convenció. «Cada vez que veníamos en vacaciones nos poníamos a buscar locales», cuentan.

El detonante para despegar fue tan demoledor que ya no hubo marcha atrás. «Le despidieron y llegó a casa diciendo: ¿qué hacemos?». La patada les llevó a Vigo más rápido de lo planeado. Marcelo pidió la cuenta, ambos capitalizaron el paro y metieron todo lo que tenían en la furgoneta de alquiler más grande que encontraron, rumbo al sur de Galicia.

Ya había varios locales especializados, «pero un día vimos la Taskatenda de Salvaterra y pensamos que era buena idea añadir la oferta de hostelería. Para comer ecológico fuimos los primeros en Vigo, y ahora solo hay un restaurante, el Amodo», indica. Como ambos siempre han sido muy aficionados a la cocina, soñaban con montar algo así, complementario, y con especial atención a la imagen y el diseño, algo de lo que, obviamente, se encargó el argentino. Al no disponer de marcas de las que copan el mercado, amueblar el local les salió más caro que a la mayoría, ya que no les patrocinan ni sillas, ni toldos ni sombrillas ni nada.

Unos seis meses después de llegar, en mayo del 2015, abrieron su negocio no sin antes planear muy bien cada detalle, con estudio de mercado previo incluido y contactar con los futuros proveedores. «Los días previos a la inauguración la gente ya intentaba entrar y quería comprar antes de que abriéramos», reconocen. La idea pintaba bien y con el tiempo han ido comprobando que no estaban equivocados, porque la clientela no paraba de incrementarse. Tanto es así que el primer año la llevaban ellos dos, y también cocinaban (el vigués lo salado y el bonaerense lo dulce), pero no daban abasto. Por eso, el segundo año contrataron a María, la camarera, y una chef nutricionista norteamericana, Marcelle Cestoni, que venía de Finlandia.

Su oferta gastronómica se concentra en platos nutricionalmente completos, como el Bol Terrae, con todos los ingredientes ecológicos, «y sabrosos», añade Marcelo. Todos los días tienen una variedad de ensaladas para elegir, empanadillas, focaccias y los viernes, tacos, además de tartas para desayunos o meriendas.

Daniel pasó de estar inmerso en la fabricación industrial de alimentos a todo lo contrario.

Por otra parte, su oferta en tienda se aglutina en una amplia gama de productos frescos y ecológicos «en variedad y en cantidad que es la mayor de toda la provincia», aseguran.

La mayor parte de los vegetales y frutas son de cosechas de productores cercanos, excepto lo que no se cultiva aquí. «Trabajamos con cuatro cooperativas de la zona», añaden. Pero van más allá y también disponen de algunas variedades raras que son difíciles de encontrar. Por ejemplo, la col rizada o kale, el ruibarbo, la col china o el bimi japonés, al que llaman el superbrócoli por la cantidad de vitaminas que tiene.