«En Vigo nació la investigación pesquera»

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. Moralejo

Esperan que la Medalla Castelao, además de visibilidad, les garantice el apoyo institucional que precisan

08 ago 2019 . Actualizado a las 18:53 h.

Cien años son muchos años para un centro de investigación. Son los que ha cumplido el Centro Oceanográfico de Vigo. En reconocimiento no tanto de la edad, sino del trabajo que durante todo este tiempo se ha desarrollado intramuros, se ha convertido en uno de los destinatarios de la Medalla Castelao. Con tal motivo, dos de sus profesionales más veteranos, Alberto González Garcés y Baltasar Patiño, relatan qué se hace allí cada día y quiénes lo hacen.

Investigador el primero y técnico el segundo, coinciden en que el galardón que les concede la Xunta es el reconocimiento a la callada pero sólida labor que llevan a cabo desde la primera hasta la última de las personas que han pasado por el centro y que sirven a la sociedad en sectores vinculados a la pesca, la acuicultura y el medio ambiente. «En el Oceanográfico de Vigo nació la gran investigación pesquera en España», afirma González Garcés a modo de resumen del peso que, a pulso, se ha ganado el centro en el marco no solo nacional sino también internacional.

Uno y otro están convencidos de que la Medalla Castelao les dará mayor visibilidad en una sociedad que no siempre ha sido capaz de valorar lo que hacen, en cierta medida porque no se conoce del todo. Pero lo que más les importa es que el reconocimiento lleve aparejado el apoyo económico del que ahora adolece la ciencia. «La investigación está pasando un mal momento porque se han reducido tanto presupuestos como personal. El premio es un aldabonazo que confiamos que redunde en más apoyo institucional para hacer más y mejor investigación», dice González Garcés.

En la misma línea, Patiño espera que sirva para «recuperar el sentido de la pirámide que, a base de recortes, se fue invirtiendo. Llevamos diez años retrocediendo. Es el momento de empezar a crecer otra vez», dice.

Crecer para menguar

Echan la vista atrás para poner un ejemplo de cómo crecieron para luego menguar. Citan en concreto el caso del área de acuicultura. «Pasamos de un cuchitril de 50 metros cuadrados de planta de cultivos en Beiramar y tres personas para atenderla a 1.800 metros y 25 personas cuando nos trasladamos aquí en 1987. La superficie sigue siendo la misma, pero ahora apenas hay 8 personas de apoyo a la investigación», lamentan.

Tanto González Garcés como Patiño, que en conjunto suman 22 trienios en el centro, recuerdan tiempos mejores que esperan que vuelvan pronto. Y a pesar de todo, dicen, el Oceanográfico de Vigo está al nivel del mejor que pueda haber en el continente. Lo avala el hecho de que sus investigadores han presidido y presiden algunos de los comités científicos más importantes de Europa. Y si en materia gris es un referente, no lo es menos en logros de los que presumir. Uno de ellos es la acuicultura. En el centro vigués se puso la semilla de los cultivos marinos en los años 80. Solo Noruega trabajaba en algo parecido. «Aquí se realizó la primera puesta de rodaballo en cautividad y logró cerrarse el ciclo de una especie de la que hoy se producen miles de toneladas», dicen.

Recuerdan que el Besugo, el pulpo, el lenguado, la merluza y ahora también la cherna son otras especies en las que han conseguido cerrar el ciclo. Ahora están profundizando en la investigación genética para evitar enfermedades.

Algas nocivas

Si hay un terreno en el que ningún centro en el mundo hace sombra al oceanográfico de Vigo es el de las mareas rojas. «Tenemos la mejor colección de Europa de algas nocivas. Cuando aparece una en algún lugar llaman a Vigo para preguntar cómo actuar», señala González Garcés.

En pesquerías no es menor el camino avanzado en las últimas décadas. El investigador y el técnico recuerdan que se empezó estudiando las poblaciones de una determinada especie. El trabajo que hacen ahora es desde una perspectiva de conjunto. Estudian el ecosistema. En realidad, los ecosistemas porque el radio de acción de sus campañas no conoce fronteras. Van desde Nafo hasta Namibia y desde Argentina a Svalbard. Ahora están haciendo un estudio pionero sobre ecosistemas vulnerables para protegerlos. Una flota de 8 buques, 6 de ellos con base en Vigo, les ayudan en la tarea. «Hace 30 años teníamos el Sarmiento de Gamboa y para de contar», señalan.

También en medio ambiente, la tercera pata sobre la investigan, tienen largo recorrido. Hacen memoria y dicen que pasaron de estudiar la contaminación en sí a predecir los daños que puede producir y hasta dónde va a llegar. Casos prácticos no les han faltado. El último el del Prestige, pero también el Casón, Mar Egeo, Polycomander... «La Medalla Castelao reconoce 100 años de trabajo. Esperamos el apoyo necesario para tener por delante al menos otros 100», concluyen.