El aluvión de bodas en verano lleva a poner días extras en el juzgado

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. Moralejo

«La gente se sigue casando, hasta en martes y 13», dice un letrado

08 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La gente se sigue casando en Vigo, ya sea por la iglesia, por lo civil o incluso ante notario. Buena prueba de ello es que la jueza del Registro Civil de Vigo tiene la agenda casi completa para celebrar bodas por lo civil en los meses de verano y ha ordenado habilitar días extra en medio del calendario de junio, julio y agosto para cubrir la demanda. «No tenemos problemas de espacio, aún hay sitio, pero en aquellas fechas con más demanda hemos habilitado días extras», confirma el letrado de la Administración de Justicia, que al igual que la jueza oficia ceremonias de matrimonio. En todo caso, el juzgado suspenderá las bodas durante los festivos de Semana Santa porque la jornada no es hábil para los funcionarios.

Las bodas civiles se celebran los martes y viernes de cada semana en una sala especialmente acondicionada para las nupcias en la planta baja del edificio judicial de la calle Lalín. Es la misma que usó una jueza, durante dos años, para celebrar los juicios para anular los contratos de preferentes. Ahora, paradójicamente, la emplea el juzgado de refuerzo de familia para acordar las condiciones de los divorcios o decidir la custodia y régimen de visita de los hijos los días que está libre de bodas civiles.

El letrado judicial oficia los martes y la jueza los viernes. Cada sesión dura una mañana y pueden unir hasta nueve parejas, generalmente los viernes.

La demanda de los novios es tan alta que no les importa casarse ni aunque la fecha coincida en martes y 13. «He tenido un día de esos a pesar del dicho de que en martes y 13 ni te cases ni te embarques», recuerda dicho jurista.

Aunque las bodas civiles tienen fama de ser muy sobrias, el letrado judicial reconoce que algunas parejas vienen «a firmar» en el libro y se van y a otras, a las que se le ve más ilusión, se les hace un poco más de ceremonia. Hay normas de etiqueta muy estrictas de forma que el juzgado requiere que los contrayentes acudan correctamente vestidos al edificio público. No sería procedente que el novio acudiese en pantalones cortos o que los futuros cónyuges llegasen disfrazados como si fuese un casino de Las Vegas o una fiesta de carnaval. No obstante, a la salida del juzgado, los novios son libres de celebrar como quieran su enlace y algunos llevan bandas de gaiteiros para alegrar la ceremonia.

Otra norma es que los allegados no pueden lanzar arroz a los recién casados dentro del edificio judicial ni en la rampa de entrada pero sí en la acera, que suele quedar cubierta de pétalos.

El juzgado también vigila que no se cuelen casamientos fraudulentos, conocidos como bodas blancas o de conveniencia, en las que el interés oculto es obtener la nacionalidad pagando dinero al nativo. Este año se han detectado varias. La Iglesia también ha incrementado sus filtros para pillar a los tramposos.