«No hemos sido capaces de liderar del todo el cabreo de la gente»

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

óscar vázquez

La reelegida secretaria comarca de CC.OO. cree que «hay que fortalecer la ideología del sindicato pero sin discursos dogmáticos»

10 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Con algo más del 85 % de los votos, Amelia Pérez (Moaña, 1970) revalidó ayer el cargo de secretaria comarcal de Comisiones Obreras en Vigo. Cinco años después de romper una norma no escrita, según la cual el usufructuario del despacho más institucional del sindicato era siempre un hombre previamente curtido en el metal, ayer volvió a romper otra al ser capaz de hacer autocrítica sin complejos: «Dije cuando llegué que estábamos preparados para liderar el cabreo de la gente, pero la verdad es que no hemos sido capaces de hacerlo del todo».

-No está mal empezar reconociendo errores...

-No es una cuestión de errores, sino de expectativas incumplidas. Veníamos de un chute de adrenalina tan grande como la huelga del 2012, aquella que puso la plaza de América a reventar de manifestantes, y estábamos convencidos de que aquello iba a ser un punto de inflexión, que íbamos a conseguir que el PP doblara la rodilla, pero la realidad no fue esa. Siguieron su hoja de ruta, con soberbia y prepotencia, lo que provocó que mucha gente se replegara por miedo a perder el puesto de trabajo. Se recortaron derechos y libertades y eso nos condicionó a la hora de salir a la calle.

-Existe la sensación de que los sindicatos están desinflados, sin respuestas, pese al momento laboral tan complicado que vivimos.

-En absoluto están desinflados. Lo que sí es cierto es que no movilizan como lo hacían. Están pasando varias cosas para que sea así. Una de ellas es el miedo. Es cierto que sobran motivos para convocar una huelga general, pero creo que la sociedad no está para una huelga en estos momentos en buena medida por ese miedo del que hablaba, porque hay muchas personas que pese a tener trabajo no llegan a fin de mes y eso condiciona. Claro que los sindicatos seguimos peleando, pero buena parte del trabajo no trasciende. Me enerva la gente que se pregunta qué hace el sindicato por ellos. El sindicato lo conforman los trabajadores, y si no se afilian nunca habrá músculo para garantizar algunas conquistas. ¿Por qué el naval tenía la voz que tenía? Porque tenía músculo, porque había trabajadores.

-Dice que son varios los motivos para que exista esa sensación de desinfle de las centrales sindicales. ¿Cuáles son aparte del miedo?

-Por ejemplo, la cesión de protagonismos. Los problemas eran y son tan variados que nacieron distintas plataformas y organizaciones con las que coincidimos en muchas reivindicaciones. En estos años hubo muchas formas de lucha y en todas participamos, pero no liderando.

-¿Cree que eso les pasa factura?

-En cierta forma, pero lo hicimos porque el momento lo exigía y pensamos que había que tener esa generosidad. Para completar el panorama, vivimos un año de elecciones y más elecciones. Convencidos de que iba a producirse un cambio que al final no llegó, se abrió un paréntesis en la intensidad de la lucha que luego cuesta reactivar.

-¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la comarca de Vigo?

-Para empezar, tenemos una competencia brutal en el sector de la automoción por parte de Portugal. Y no es que queramos que Portugal vaya mal, lo que queremos es competir en igualdad de condiciones. Ese es un reto muy importante, pero tampoco es menor que el Puerto de Vigo se quede fuera del Corredor Atlántico y que entre el de Oporto que es nuestro principal competidor. Portugal tiene una estrategia y Galicia no la tiene. Esa es la diferencia. Comisiones está intentando poner estos temas en la agenda.

-¿Y los retos intramuros?

-El primero abordar el cambio generacional. Eso no significa que todos los compañeros con responsabilidad tengan que tener 30 años, pero sí que hablen y entiendan el nuevo lenguaje laboral. La comunicación es muy importante. Es cierto que hay que fortalecer la ideología del sindicato, pero sin discursos dogmáticos. La gente tiene que saber historia, pero no puede vivir en la historia. Tenemos que adaptarnos a las nuevas realidades de las empresas.