«A xente que moveu a folga do 72 non era só de Citroën, era de todo Vigo»

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. MORALEJO

Camilo Nogueira, ingeniero en aquel momento de la factoría, fue uno de los despedidos

07 nov 2019 . Actualizado a las 13:26 h.

«Cuatro industrias viguesas fueron cerradas a consecuencia de los paros que se venían registrando en solidaridad con los trabajadores de Citroën». Así arrancaba La Voz de Galicia del 14 de septiembre de 1972 la información sobre el primero de los grandes conflictos laborales que ha vivido Vigo, una larga huelga que nadie podía imaginarse en plena dictadura, y que acabó con cientos de despedidos y con muchos trabajadores durmiendo más de una noche en la cárcel.

Una de las personas que vivió en carne propia aquella situación fue Camilo Nogueira. Pudiera parecer que, por sus circunstancias personales -era ingeniero y responsable de fabricación de la mitad de la factoría-, no se involucraría en una lucha en favor de la semana de 44 horas frente a las 48 que se hacían entonces, pero lo hizo. Tenía sus propios motivos para sumarse al paro. «Eu non reclamaba horario, a miña motivación de fondo, como a de tantos outros compañeiros, era a loita antifranquista», afirma.

Explica que en aquellos años en los que ya se atisbaba el final del dictador, «se aproveitaba calquer resquicio para loitar pola democracia. A folga do 72 respondía en boa medida a eso, e no meu caso tamén para reivindicar a idea de Galicia como nación», sostiene.

Añade que cualquier plataforma era buena para empujar en esa línea. Se hacía desde las fábricas, pero también desde organizaciones ciudadanas o entidades como la Asociación Cultural, fundads poco tiempo antes y que el propio Nogueira presidió durante cuatro años. «Alí había xente do mundo nacionalista de esquerda, pero también de Comisións Obreiras, que aínda que non estaban legalizadas xa estaban moi organizadas. Fundamos un grupo que se chamaba Galicia Socialista, que pretendía superar esa cuestión histórica de socialistas e comunistas», dice.

El compromiso de Camilo Nogueira, como el de varios cientos de compañeros, fue tal que cuando, fruto las presiones «y las represiones», la mayoría de la plantilla de Citroën regresó al trabajo, él no lo hizo, por lo que pasó a engrosar la larga lista de despedidos. «O seguimento da folga foi masivo, pero chegou un momento no que xa era imposible seguir porque a represión era moi grande». Pero muchos, como fue su caso, siguieron aun a costa de quedarse en la calle.

La carrera profesional de Nogueira en la factoría era fulgurante, hasta el punto de que, de no haber participado en el paro, todos daban por hecho que hubiera ocupado en poco tiempo el puesto de director. «Non me arrepinto», dice.

La Voz de Galicia, en su edición del 15 de septiembre de 1972, daba cuenta del llamamiento a los más de 10.000 trabajadores en huelga que había en distintas empresas de la ciudad -Citroën, Ascón, Freire, Refrey, Vulcano, Barreras, Santodomingo, Álvarez, Reyman, Censa...- para que se reincorporaran a sus puestos. Publicaba asimismo una larga nota aclaratoria remitida por el que era entonces director de la factoría de Balaídos, Pombo Angulo, «teniendo en cuenta la amplitud e importancia que viene concediendo el periódico a las informaciones sobre el problema existente en nuestra factoría...», decía.

Trascendencia nacional

Camilo Nogueira asegura que aquella huelga fue la más imporante de España en aquel momento. «A mobilización obreira tivo tal repercusión que se recibiron apoios ata de Cataluña», dice. Sostiene que el hecho de que se diera aquel escenario en Vigo «non é casualidade», ya que era y es una ciudad industrial en todos los sentidos: pesca, naval, automoción, conservas... «Galicia é hoxe, en boa medida gracias a Vigo, un país exportador, moito máis que Madrid e tanto como Cataluña en proporción ao número de habitantes. Madrid vive de nós», asegura.

Para completar el panorama, había unas organizaciones obreras muy bien estructuradas y muy potentes que habían nacido poco antes, como CC.OO. y lo que luego sería la CIG, central en cuya creación participó el propio Camilo Nogueira cuando aún no tenía ese nombre. «A xente que moveu aquela folga non era só de Citroën. En todos os centros de traballo había a mesma inquietude e, por tanto, unha interrelación total».

Afirma que la prensa jugó un papel importante. «A noticia foi difundida con toda profusión de detalles. Non foi ocultada en absoluto» y recuerda que su despido tuvo un tratamiento específico «por razón de que era un tipo raro, un enxeñeiro que defendía a democracia e os dereitos dos traballadores».