Una gallina de club financiero

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Los vecinos de las torres Ifer y los niños del barrio disfrutan de la presencia de una okupa especial que se escapó de su casa y no quiere abandonar el céntrico jardín

27 ene 2017 . Actualizado a las 12:54 h.

En Vigo, el rural está a la vuelta de la esquina y a veces la atraviesa y llega hasta el mismísimo centro urbano. Detrás de las torres Ifer, cuyos bajos albergan el exclusivo Club Financiero de Vigo todavía hay casas unifamiliares con su leira y sus animales. Estos, en ocasiones, salen aventureros y quieren ver mundo. Eso es lo que le pasó a la gallina trotamundos que saltó la alambrada y cuando llegó al jardín del edifico donde también se asienta el Círculo de Empresarios de Galicia, le gustó y decidió quedarse.

Eso ocurrió hace aproximadamente tres meses y desde entonces, poco a poco se ha convertido en la atracción con más éxito de la zona. Los jubilados siguen prefiriendo ir a ver las obras y con la humanización de la calle, que lleva meses, están más que servidos. En cambio, a las familia y sobre todo a los niños, les encanta saludarla cada día al pasar a su lado.

Como además tiene a escasos metros el colegio público García Barbón, los alumnos ya han tomado por costumbre quedarse un rato delante del cercado que impide que salga a darse un garbeo hasta el súper o acudir a la firma de algún convenio en el nido empresarial. Jesús Domínguez, presidente de la comunidad con jardines de uso público pero de mantenimiento privado, cuenta que la gallina que tienen medio adoptada es un éxito total. «No es nuestra, está allí de okupa pero está llamando un montón la atención de la gente y es algo que a la vez me da pena y satisfacción. Por lo que yo sé, se escapó hace aproximadamente seis meses de una casa de la calle Canadelo y el conserje, que cuida también ese trocito de jardín que tenemos, le ha ofrecido varias veces a su dueña devolvérsela, pero ella no quiere».

Benito, el conserje jardinero, lo confirma: «Cuando se escapó y llegó aquí y nos enteremos de quién era, le dije a la señora que cuando quisiera se la llevaba». Pero según recuerda, la mujer rechazó la oferta. «Non, déixaa quedar contigo, que quere estar aí», le dijo. Domínguez añade que es una gallina especial que duerme acurrucada en medio de los arbustos y por la mañana ya está por allí revoloteando.

Con «Mickeyseto»

Al animal también le gusta refugiarse alrededor del Mickeyseto, precursor del dinoseto, que pusieron los vecinos en el 2004, «no los empresarios del Club Financiero», reclama. Es tan popular el ave que medio en broma comenta que le están entrando ganas de ponerle una caseta o traer más, aunque sabe que no es posible. «No hace ningún daño, si fuesen muchas te destrozan el césped, pero una solo es incluso bueno, porque abona y mata los bichos», valora. La pita no tiene todavía nombre pero igual se elige por consenso. La comunidad de vecinos ha abierto un referendum entre los propietarios para decidir qué especie arbórea prefieren para sustituir las palmeras afectadas por el picudo (de las cuatro que había han talado dos y están pendientes de poder retirar las que quedan) y no se descarta que puedan preguntar también qué nombre poner a la nueva inquilina. El conserje añade que el animal se alimenta con lo que le trae la gente «pero lo que le gusta es la comida que encuentra en la tierra. Hay bastantes lombrices y se pone morada». Respecto al tipo de gallinácea asegura que es una kika «aunque lleva ya más de tres meses y no hemos encontrado ningún huevo». La raza, por su aspecto, con plumaje blanco y cresta del mismo color, es una Polverara, de origen italiano. Parece un ejemplar joven y es posible que pase bastante tiempo hasta que ponga huevos, ya que tardan hasta nueve meses en alcanzar la madurez.