El recibo de la luz obliga a algunos vigueses a cambiar de hábitos

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

ó. Vázquez

Los ciudadanos se iluminan con velas o cámping gas, se acuestan más temprano y ponen menos la lavadora

24 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La subida del recibo de la luz ha alarmado a los vigueses, sobre todo, a aquellos más vulnerables como pensionistas, familias de tres o cuatro miembros con un sueldo mínimo y parados o familias monoparentales que malviven gracias a las ayudas sociales. Muchos no quieren dar la cara por vergüenza y piden que no se haga público su nombre.

El colectivo Os Niguéns conoce bien sus circunstancias. Para amortiguar el frío, más de uno se va a un centro comercial a pasar la tarde y a dar vueltas hasta que cierra. No resulta fácil, porque están configurados para el consumo o para tomar un café. Otros han cambiado sus hábitos de sueño y optan por meterse en la cama a las nueve de la noche con bata, guantes, o vestidos de pies a cabeza. Las lámparas se sustituyen por velas o cámping gas.

En más de un hogar duermen los hermanos juntos para darse calor o han dejado de poner la lavadora en casa. Cuando pueden acuden a una lavandería un par de veces al mes. «Así saben lo que gastan», apunta Carla Leiras, de Os Ninguéns. Todo, con tal de no que no les corten la luz.

Merchi Pérez ya tiene tres avisos de corte de otros tantos recibos sin pagar. En los servicios sociales la han remitido a la Consellería de Industria. En la delegación de la Xunta le han dicho que solo pagan dos recibos al año y que entre los dos no pueden superar los 200 euros. «Ahora tengo que llevar el certificado de convivencia y los últimos recibos. Necesitamos dos bombonas al mes, porque tengo que poner la estufa para vestirnos», explica.

En una situación similar está Cheli, quien acostumbra a cenar de frío para ahorrar y procurar que a sus hijos no les falte de nada. «Apago todos los pilotos rojos para que no consuman cuando no están funcionando. Deberíamos tener más ayudas con los precios tan altos que hay», comenta.

Beatriz Lorenzo tiene tres hijos a su cargo en custodia compartida. Los quince días que está ella sola se arregla con una habitación y cierra el resto para reducir energía. «Me han cortado la luz cincuenta veces, ya no sé ni cuántas. Creo que tres veces al año como mínimo. O comes o pagas la luz», subraya. Cuando puede coge una bombona para la ducha y después la cambia para la estufa. «Cuando llego a casa me abrigo, me pongo la manta encima y me quedo dormida. No hay otra opción», apunta.

Nuria está en la cama con gripe y sin poder poner el radiador, «porque en cuanto lo pones un poco se dispara el recibo». Hace poco más de un mes le cortaron el suministro por no poder pagarlo y logró reponerlo gracias a la ayuda de la Federación de Vecinos y de su presidenta; maría Pérez. En los próximos días la entidad informará a los usuarios de todos los detalles del recibo, la subida y ayudas que se pueden solicitar.

Todos los colectivos sociales denuncian la gravedad de la situación

Os Ninguéns, la Red de Solidaridad Popular, la Oficina de Derechos Sociales de Coia y la Plataforma Antidesahucios han expresado su preocupación por las consecuencias que tendrá la subida de la tarifa de energía eléctrica entre los colectivos más desfavorecidos. Todos ellos expresaban ayer su temor a que se produzcan una serie de cortes en cadena, teniendo en cuenta que mucha familias ya no podían pagar el recibo antes de la subida. La Confederación Estatal de Asociaciones Vecinales (CEAV), en la que se enmarca la Federación de Vecinos de Vigo, emitió un comunicado en el que alerta de «la puesta en riesgo de muertes por congelación de personas con pocos recursos o el cierre de empresas por los precios de la energía. Propone la convocatoria de actos y protestas unitarias para dejar constancia de la repulsa.