Instalan el tramo final del emisario de la depuradora tras año y medio parado

Juan Manuel Fuentes Galán
juanma fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Xoán Carlos Gil

Los 439 metros de tubería permanecían varados frente a Domaio a la espera de su colocación

20 ene 2017 . Actualizado a las 12:32 h.

La sociedad pública Acuaes, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, realizó ayer el traslado desde Domaio a Samil del tramo final del emisario submarino. De esta forma, el Gobierno central pone en marcha el plan para concluir la construcción de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) del Lagares, cuya entrada en servicio en fase de pruebas es inminente.

La instalación de estos 439 metros de tubería de emisario estaba previsto para mediados de enero desde hace varios meses y Acuaes ha cumplido el calendario. Su colocación ha sido una de las facetas más complejas de la construcción de la EDAR del Lagares. Principalmente, por la existencia de rocas en el fondo de la ría, lo que obligó a realizar voladuras. La consecuencia fue que los trabajos del conjunto de la EDAR se alargaron un año más de lo previsto.

Con esta operación se completan los casi 3.800 metros lineales de conducción del emisario, una tubería que alejará unos tres kilómetros de la costa las aguas residuales una vez tratadas. La diferencia entre una y otra cifra se debe a que una parte del emisario se encuentra en tierra firme, en el tramo que va desde la EDAR hasta la costa.

Aprovechando las condiciones climáticas y el estado del mar, el traslado se inició a primera hora de la mañana de ayer y se confiaba en que la tubería estuviera fondeada a primera hora de la noche. No obstante, la operación es compleja y seguirá durante los próximos días.

Para que esté operativo será precisa la colocación de los lastres definitivos (36 yugos de hormigón de 10 toneladas de peso), la instalación de juntas atornilladas en las 62 boquillas difusoras y, por último, el fondeo de 70 elementos de protección frente a las redes de los arrastreros a ambos lados del emisario.

La tubería se instalará a una profundidad de 35 a 40 metros, con una visibilidad dentro del mar muy baja y un tiempo de permanencia máxima de cada buzo en el agua de 20 minutos. Debido a ello, la colocación de las boquillas difusoras se alargará unos diez días contando con un equipo de seis buzos.

Para instalar el tramo final de la tubería fue preciso previamente reflotar los extremos de la parte ya fondeada y la unión de la nueva mediante bridas. Comprobada la estanqueidad, se procedió al llenado paulatino de agua para lograr un hundimiento controlado. Los técnicos tuvieron que evitar que durante el proceso se produjera un giro en la tubería, ya que en ese caso las boquillas difusoras quedarían inclinadas o incluso bloqueadas por el fondo. De la complejidad de la operación da idea la presencia ayer de 13 buzos.

En febrero se activará la nueva planta

Salvo imprevistos, a lo largo del mes de febrero las aguas residuales de la ciudad empezarán a ser tratadas en la EDAR del Lagares, iniciando así la fase de pruebas del complejo destinado a permitir el saneamiento de las aguas de la ría. La previsión es que se alargue durante un año gestionada por el conjunto de empresas constructoras. Transcurrido este tiempo, y en el supuesto de que no surjan inconvenientes, la gestión de la depuradora pasará a manos del Concello vigués, que a su vez la traspasará a Aqualia, concesionaria del servicio de abastecimiento y saneamiento de la ciudad.

Su entrada en servicio mantiene en vilo a las tres administraciones implicadas en la construcción de un complejo en el que se han invertido del orden de 240 millones de euros. El reparto de la cantidad es sencillo, dividido por mitades entre Xunta y ministerio salvo 10 millones que aporta el Concello para la adquisición de los terrenos. Eso sí, como el Gobierno gallego carecía de liquidez, su parte la aportó Medio Ambiente, al que se lo está devolviendo a plazos.

Un funcionamiento correcto de la EDAR es clave para completar el saneamiento de la ría tras dos intentos fallidos. La primera planta se inauguró en el mismo lugar a mediados de los noventa, pero su limitada capacidad obligó tras dos años de fiascos a una importante ampliación. La solución fue igualmente insuficiente y se pactó la construcción de una nueva instalación, que se retrasó por discrepancias políticas unidas a la oposición de los vecinos de Coruxo. Finalmente, hubo acuerdo y desde entonces han pasado ya cuatro años de obras.