Dinovigo

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua LA TRAPALLADA

VIGO CIUDAD

21 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Me pregunto a veces cómo será el Vigo del futuro. Me pasa sobre todo cuando paseo por la Porta do Sol. Decenas de personas hacen cola a diario para hacerse un selfie con dinoseto. Uno no consigue siempre situar en el mapa los acentos que escucha bajo el saurio, a quien el solitario Sireno de Leiro contempla con envidia. Me pregunto si pronto acabará en las guías y turistas con la cámara colgada te pararán para saber dónde está el mirto. Vas a Bruselas y visitas el inevitable Manneken Pis, vas a Pisa y te fotografías haciendo que sostienes la torre, vas a Vigo y te retratas delante de dinoseto.

El arbustosaurio va a ser también el rey de la Navidad. Ya no solo es la dinocabalgata. El Concello distribuye estos días un modelo de carta a los Reyes Magos para los niños vigueses. Parece escrita por un coach dispuesto a que la chavalada aprenda desde la cuna el fino arte de la manipulación. «Como este ano porteime moi ben, escríbovos esta carta para pedirvos...», empieza, revelando qué teclas tocar para pedir. Después de veinte líneas en blanco para placer del niño, manda su argumento final, buscando una empatía casi prevaricadora: «Deixareivos doces e leite», ofrece, «para vós e Dinoseto». Porque en el belén de Belén, ese de la Biblia, aparecieron los magos de Oriente; pero en el belén de Vigo detrás de los camellos iba el dino. O delante. Y el niño Jesús sonrió al verlo. Y el saurio fue iluminado con la luz de una estrella. Y los papás vigueses contarán a los vigueses niños la tradición que dice que cada 6 de enero el buen dinoseto entra por los olívicos balcones a dejar todo lo que pidan los niños que se han portado bien.