Castigado sin coche por discapacitado

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vazquez

Un carnicero que sufrió la amputación de su pie derecho está desesperado por conseguir una tarjeta de minusválido para poder aparcar en los sitios reservados

06 dic 2016 . Actualizado a las 21:03 h.

Es robusto. Ha cargado muchas veces sobre sus hombros terneras abiertas en canal. Pero ahora no puede trabajar. Al carnicero Eladio Méndez Pérez, que ya tenía reconocida una minusvalía desde el año 2005, le diagnosticaron una diabetes y por «dejadez del podólogo y del médico» se le produjo una necrosis que acabó costándole la amputación del pie derecho. Se lo cortaron el pasado 22 de abril en el Hospital Álvaro Cunqueiro. Su vida cambió por completo. Su pareja se queja de que muchos edificios no cumplen la normativa de accesibilidad incluso locales relativamente nuevos. «Tú puede elegir ir a una cafetería u otra pero hay servicios públicos que no cumplen las normas, como las oficinas de empleo que están situadas en Las Palmeras».

La Seguridad Social le dio la invalidez absoluta y comenzó a moverse en silla de ruedas. «Pero pedimos a la Xunta una tarjeta de aparcamiento para el coche y nos dijeron que tardaría un año en entregárnosla», cuenta María, su pareja y chófer desde la fatídica operación quirúrgica. Ante la respuesta negativa de la Xunta en mayo, Eladio solicitó al Concello de Vigo una tarjeta provisional revisable. Pero no han tenido ese gesto de buena voluntad. La pareja vive en la zona de Barreiro «y la silla de ruedas no sube bien las aceras porque no están rebajadas a ras de suelo».

El mismo problema lo sufre en algunos centros comerciales. «Si vas a Alcampo, en la avenida de Madrid, no hay ascensor, únicamente puedes usar un montacargas sucio. Hicimos una reclamación por Internet y nos dijeron que valorarían nuestra queja». Eladio Méndez se ha tenido que cambiar de sucursal bancaria porque en la suya hay un gran escalón para entrar. «Lo más curioso es que en el local de la Seguridad Social en San Roque también hay un peldaño y carecen de una rampa de acceso. «Te encuentras cada cosa que se te cae el alma a los pies y ¡luego hablamos de integración!», dice María.

Como no tiene tarjeta de aparcamiento para la calle Eladio se ve obligado a usar los párkings subterráneos. Pero en ellos tampoco pueden utilizar las plazas reservadas a personas que se mueven en sillas de ruedas.