Donde el móvil no es la estrella

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

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luz lux

Los aprendices de guías Starlight también se forman en fotografía nocturna

29 nov 2016 . Actualizado a las 13:31 h.

El turismo gastronómico está de moda. El astronómico, también. Y no tiene nada que ver con el precio que tiene comer en los mejores restaurantes de Galicia, sino con una corriente destinada a que el viajero no solo disfrute con lo que se ve a plena luz del día, que no tiene ningún misterio, sino con lo que se vislumbra cuando cae la noche. En el Parque Nacional Illas Atlánticas, tras ser declarado este año destino Starlight (uno de los catorce enclaves mundiales que cuentan con esta distinción), ya no solo habrá guías para indicarnos por dónde se va al faro o cómo llegar a la playa de San Martiño.

Medio centenar de aspirantes a guía astronómico de la zona Starlight finalizaron este fin de semana en las islas Cíes la segunda parte de su formación, que incluye conocimientos sobre el cielo, la meteorología o la contaminación lumínica, que condiciona la visualización de las estrellas, historias y leyendas para aderezar las visitas mirando al cielo estrellado.

El vigués Fernando Rey Daluz, biólogo especializado en imagen científica y responsable de la empresa Luz Lux, ha sido el encargado de esa parte que, aunque él se empeña en minimizar, «supone el 5 % de los contenidos del curso», es uno de los apartados que, quiera o no, vuelve locos a los turistas: hacer fotos como si no hubiera un mañana. Y mañana hay, pero como el turismo Starlight se hace cuando anochece, no hay luz. Y cuando no hay luz suficiente, el móvil no sirve para nada en cuanto a fotografías del firmamento se refiere.

De la parte seria se encargan Salvador Bará (físico y profesor titular del área de Óptica de la Universidad de Santiago, y Ana Ulla, astrofísica y profesora de Física Aplicada de la Universidad de Vigo. Rey se ocupa de iluminar a los guías para que, a su vez, tengan respuestas cuando empiecen a lloverles preguntas como en una noche de San Lorenzo. El especialista, que el próximo sábado imparte uno curso más amplio de fotografía nocturna en la Isla de Cortegada, indica que el objetivo es que los guías salgan con ciertos conocimientos generales. «En tres aspectos, la parte técnica, referente a equipo necesario y características; la parte artística y compositiva, para saber combinar el paisaje con los recursos que pueden encontrarse; y la parte práctica, que desarrollamos este domingo con dos tipos de cámaras», explica.

Añade el fotógrafo que para hacer fotografía nocturna no vale ni un móvil -a no ser que dispares teniendo delante un telescopio- ni una cámara compacta sino una de objetivos intercambiables. Respecto al precio, asegura que un equipo fiable, como una réflex de iniciación, se puede conseguir por 400 o 500 euro, menos de lo que cuesta un smartphone. «No para captar la Vía Láctea, pero sí para hacer tus pinitos con la Luna», advierte.