La gallega que toca el cielo con patines

x. r. castro / césar domínguez VIGO, BANGKOK / LA VOZ

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César Domínguez Castro

Marina Oliveras, moañesa de 14 años, se proclamó en Tailandia subcampeona del mundo de salto de altura sin rampa al superar 1,18 metros, nuevo récord de España

22 nov 2016 . Actualizado a las 13:02 h.

La niña que vuela sobre patines se ha hecho un hueco entre la élite mundial. A sus 14 años, la moañesa Marina Oliveras se proclamó en Tailandia subcampeona del mundo de salto de altura con patines con un mejor intento de 1,18 metros, que es marca personal y nuevo récord de España de la disciplina.

«Las medallas estarán a partir del 1,15», vaticinó antes de viajar al otro lado del mundo. Marina tenía homologados antes de partir 112 centímetros (que ya era récord de España), aunque sabía que sus potente piernas estaban para un salto mayor. «He entrenado más que nunca y creo que he mejorado bastante», avisó. Y llegado el día de la competición no defraudó. De común acuerdo con su entrenador y también seleccionador español, Iñaki Ramón Astuy - un loco de la disciplina que se calzó los patines por primera vez a los 30 años-, evitó desgastarse en las primeras alturas y comenzó el concurso a partir del 1,05, casi a modo de calentamiento, para elevar el listón a continuación en cinco centímetros. A partir del 1,12 fue paso a paso hasta superar los 118 centímetros que le aseguraban la plata, demostrando su gen competitivo y toda la mejora que llevaba dentro, pese a ser una novata en la modalidad.

Para entonces tan solo quedaban en la pelea la plusmarquista mundial Maëliss Conan, una francesa que ha saltado 1,20 metros, y la gallega. Las dos atacaron el 1,19 que conducía al primer puesto del cajón, pero erraron en sus tres intentos, lo que significó que la favorita se quedase con el oro al acumular menos nulos a lo largo de un concurso que despertó la admiración entre la colonia asiática. Porque si el patinaje de derrapes es una pasión en aquella zona del globo, el salto de altura es un apéndice por descubrir. «Estaban sorprendidos», comenta un testigo de excepción.

La plata y el récord de España saben a oro a Marina Oliveras, por ver salir a la luz todo el trabajo de los últimos años y porque darán visibilidad a una disciplina deportiva todavía en pañales. «Es un sueño volver a Galicia con una medalla de plata representando a España en un Mundial», comenta mientras enlaza una retahíla de agradecimientos para todos aquellos que han hecho posible que esta estudiante de ESO se hiciese con el subcampeonato en su segunda participación mundialista (había sido sexta en Turín el curso pasado, saltando 1,05 metros).

«Espero que esta medalla ayude a visibilizar el patinaje en general y el freestyle en particular, para que cada vez haya más patinadores y el deporte siga creciendo como hasta ahora», prosiguió en clave de futuro para su deporte. Porque Marina es la alumna aventajada de una clase que cada día tiene más adeptos. A Tailandia, bajo el paraguas de la selección española, viajaron otros siete competidores, uno de ellos gallego, Brais García, que no tuvo suerte en la modalidad de derrapes y cayó contra todo pronóstico en las primeras eliminatorias.

La moañesa es además una asidua en todas las citas del freestyle en Galicia, dispuesta siempre a saltar en cualquier escenario de la mano del Freestyle Slalom Vigo (FSV), el club que ha guiado sus pasos desde que cambió las zapatillas de clavos del atletismo por los patines de línea (hizo salto de altura y de longitud con el Samertolameu de Meira). «Cuando la vi saltar por primera vez dije: ‘aquí hay temita’», recordó en alguna ocasión Iñaki. Acababa de descubrir una subcampeona mundial absoluta a los 14 años. El oro solo será cuestión de tiempo.