Los músicos mueren, la música no

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Siete mitos de la escena recientemente fallecidos protagonizan la muestra de Vitín de las Heras, «Inmortales»

05 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El fotógrafo vigués Vitín de las Heras atesora uno de los archivos fotoperiodísticos más ricos sobre la ciudad desde los años 80 y su formidable actividad cultural está ampliamente documentada con su cámara. Los conciertos forman parte de esa historia en imágenes, pero la última selección que el autor ha hecho tiene más que ver con la despedida a los mitos. La exposición Inmortales, que ayer presentó en Detrás do Marco (calle Londres), donde se podrá ver todo este mes, recoge 40 instantáneas protagonizadas por siete estrellas de la música. Todas fallecieron en un período de tiempo no superior a dos años y todas (excepto Prince), se subieron a un escenario en Vigo para actuar. «Al hacer esta selección, en realidad lo que pretendo es reivindicar la música, porque la música nunca muere, y de esta manera, rendir homenaje a estos artistas», comenta.

B.B. King, Willy Deville, Stiv Bators, Lemmy Kilmister, de Motörhead, Johnny Copeland y Wilson Picket hicieron sonar su música en diversos escenarios de la ciudad, desde espacios también desaparecidos como la discoteca Nova Olimpia o la Sala Ene, donde tocaron Copeland y Deville, respectivamente, a curiosos escenarios como el del campo de San Andrés de Comesaña, que albergó el primero de los dos conciertos de Motörhead. Cronológicamente, la selección comienza en 1983 con Bators al frente de The Lords of the New Church, en Castrelos, y finaliza en el 2010 «en la segunda visita de Lemmy, en el pabellón municipal de As Travesas», indica. En el estadio de Balaídos sitúa en 1992 uno de sus mejores recuerdos, el de ver, escuchar y fotografiar a B.B. King, entregado en el festival Afroamérica. «Daba mucho juego con sus gestos y estuvo tocando tres horas. Fue fantástico», recuerda. El objetivo del fotógrafo se pasó por la estrella del blues, pero también tuvo la oportunidad de estar cerca de otra gran leyenda de soul, Wilson Pickett, en Castrelos. La espinita de Prince, que no pudo ver en A Coruña porque le tocaba cubrir el concierto de Madonna en Vigo, se la quitó años más tarde en Santiago.

De Las Heras señala que el primer concierto que cubrió fue el de Miguel Ríos en Balaídos. Empezaba la moda de los grandes despliegues de luz y sonido. Desde entonces han sido cientos los espectáculos a los que ha podido asistir.

De casi todos ellos ha disfrutado, aunque confiesa que en cuanto a géneros, los que le han dado siempre más juego han sido los de los músicos heavys. «Aunque normalmente han sido más difíciles de fotografiar, siempre hay una energía especial y cuando logras captarla es cuando más lo disfrutas», revela.