«Con nuestro sistema, un dron puede vigilar mareas negras aunque haya una niebla densa»

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

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M.MORALEJO

Los ganadores del Galileo Masters dicen que el premio prueba que la Universidad está pegada a la realidad

01 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La Agencia Espacial Europea (ESA) acaba de reconocer el talento de los ingenieros vigueses Manuel García y Daniel Gómez con el premio Galileo Masters. Catedrático de la Escuela de Telecomunicaciones el primero e investigador en la misma facultad el segundo, han ideado un sistema que permitirá el aterrizaje de drones en las condiciones de visibilidad más adversas, incluso de noche.

Lo cierto es que no son nuevos en el concurso, en el que el pasado año ya quedaron terceros. Entonces presentaron un sistema de localizacón de brigadistas en zonas en las que no existe cobertura de móvil. «Lo que hicimos fue seguir la línea de investigación de lo que se conoce como radar pasivo bioestático y buscar otros campos de aplicación», explica Manuel.

Coincide con Daniel en que la parte teórica está resuelta, ahora tienen que demostrar que funciona. Pero eso les va a llevar un tiempo. Al menos seis meses para realizar el prototipo y otros tantos para probarlo antes de iniciar su comercialización. «De mercados, patentes y empresas no sabemos nada», reconocen. Ahí es donde van a contar con la ayuda de la Zona Franca, socio principal del concurso para Galicia, que durante un año les prestará la asistencia que necesiten para que puedan desarrollar el producto, les garantiza orientación económica, acceso a expertos y estudios de mercado.

El plazo podría acortarse, pero para eso necesitarían dinero para contratar un programador. «Esto lleva una serie de algoritmos bastante complejos, no es un trabajo de unas cuantas semanas, y las pruebas también llevan su tiempo», afirma Daniel, que dice que han invertido muchas horas en el proyecto, pero que se necesitan muchs más. «Claro que con financiación el trabajo iría más rápido», sostiene.

El mayor atractivo de la idea que comparten los dos ingenieros vigueses, y que han bautizado como GNSS assited drone landing system, radica en que un radar pasivo no requiere un transmisor. «Un avión comercial puede instalar sin problemas un radar convencional, elemento que en el caso de los drones resulta inviable, primero porque pesaría demasiado y segundo porque consume energía», explica Manuel García.

En cuanto a las aplicaciones, pueden ser infinitas, porque «hoy los drones se utilizan para todo». Por ejemplo, dicen, puede garantizar el aterrizaje del dron en un barco que trabaje en la búsqueda de náufragos o la vigilancia de las mareas negras, aunque haya condiciones de niebla densa o esté sufriendo los embates de una galerna.

Coinciden los galardonados en que no es cierto que las universidades vivan enfrascadas en cuestiones teóricas y poco conectadas con la realidad. «Si algo desmuestra este premio es que no estamos tan lejos, que somos capaces de aplicar las investigaciones a cuestiones prácticas de forma novedosa. Porque entre los 27 proyectos con los que competimos seguro que había más de uno y más de dos presentados por empresas, en teoría más pegados al día a día industrial, y sin embargo...».

Investigación aplicada

Presumen de que la Escuela de Telecomunicaciones de la Universidad de Vigo hace investigación aplicada. «Aquí hay mucha innovación, mucho ingenio. Los alumnos de cuarto tienen una asignatura que es Laboratoiro de Proyectos, en la que en grupos de tres o cuatro tienen que proponer una idea de una aplicación y tienene que desarrollarla. Algunos llegan a hacer prototipos», relata el catedrático.

Para Daniel Gómez, lo de aplicar conocimientos teóricos mejor que no tenga muchos secretos porque su meta es convertirse algún día en autónomo. No tiene excesiva prisa porque con 25 años aún puede tomarse su tiempo, «pero tampoco demasiado -señala-, porque lo que quiero, en realidad lo que he querido siempre, es montar mi propia empresa especializada en electrónica. Ser investigador me gusta, pero quiero saber cómo funciona el mundo laboral».

Lo cierto es que una parte de ese mundo ya la conoce porque, además de investigar a tiempo parcial en la Universidad, trabaja a jornada completa en el Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG).