Escaleras

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO CIUDAD

09 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En una vieja película portuguesa, creo que de Manuel de Oliveira, dos pobretones lisboetas compran un boleto de lotería y fantasean con ganar el gordo. En un momento determinado, él le dice a ella: «Y nos iremos a Vigo, a subir y bajar las escaleras mecánicas de El Corte Inglés». No recuerdo el título de la película, pero sí mi estupefacción ante el diálogo. Pero hubo un tiempo en que unas escaleras mecánicas eran lo más moderno y grandioso que pudiera conocerse. Y, en efecto, había gente que venía a Vigo a verlas y vivirlas.

Cierto que las del Corte no fueron las primeras. Ya las había antes en El Pilar. Pero nadie ha superado la comodidad de ese pasamanos verde calefactado al que nos agarramos en invierno. Ahora, las escaleras mecánicas han llegado a la calle. En Barcelona, por ejemplo, llevan décadas usándolas. Y aquí nos estrenamos en Segunda República, para salvar la cuesta da Ferrería. Ahora se nos anuncia un plan para llenar la ciudad de este medio de transporte vertical. Para acometerlo, llegarán 15 millones de euros de la Unión Europea, a través del Feder. Es necesario felicitar a los técnicos que han conseguido este éxito, porque Vigo es la única ciudad gallega que ha logrado el importe máximo solicitado. Vigo Vertical va a mejorar nuestra vida diaria y, además, sin coste alguno para las arcas municipales y generando empleo hasta 2020. El único pero antes esta noticia son los efectos que las nuevas pasarelas tengan para los tobillos y pantorrillas de los vigueses. No sea que nos acomodemos y, a falta de las míticas cuestas viguesas tengamos que recurrir a lo inaudito: que para presumir de culo, haya que pagar un gimnasio.