Piden 6 años de cárcel para un vigués por abusar de un niño tras agasajarlo

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

El implicado le regaló al menor, de 12 años, un reloj, un móvil, 3 euros y hamburguesas

11 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Un supuesto pederasta se sentará en el banquillo de la Audiencia el día 14 para responder por un delito continuado de abusos sexuales a un menor. Afronta seis años de cárcel, 10 años de alejamiento de su víctima y el pago de 6.000 euros de indemnización.

El juicio se celebrará en la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo. La Fiscalía sostiene que el sospechoso, que tenía antecedentes por otros delitos, entabló contacto con un menor de Vigo para satisfacer sus «más íntimos deseos sexuales». Él se hacía pasar por padrino del niño, tenían encuentros en su domicilio e invitaba a sus amigos a hamburguesas.

Los hechos se sitúan en noviembre del 2014. El implicado abordó a un escolar que tenía entonces 12 años cuando paseaba por Vigo y conversó amistosamente con él. El escrito fiscal señala que el adulto se ofreció luego a recoger al estudiante y trasladarlo en su coche hasta un instituto donde cursaba la ESO.

Los encuentros entre en el encausado y el menor se fueron convirtiendo en una rutina. La Fiscalía destaca que el acusado no le resultaba difícil ganarse la confianza del niño, al que agasajaba con toda clase de regalos, entre otros, un reloj de marca Silver, un teléfono móvil Sansumg Galaxy Core 2 o en su caso, dándole 3 euros de propina cada viernes.

El niño solía frecuentar un centro comercial de la ciudad para aprovechar la zona de wifi libre que había bajo las escaleras mecánicas. Allí coincidía con otros menores, colegas suyos o compañeros del colegio. Un día, el muchacho se hizo acompañar por el adulto y se lo presentó a sus amigos como si fuese su padrino. El hombre pronto se ganó el afecto de los menores porque no escatimó en detalles y les invitó al Burger-King o les compró golosinas, bebidas e incluso los llevó en coche a la playa de Samil, donde paseaban. Fue allí donde, en presencia de los menores, el adulto inició conversaciones con un claro matiz sexual para sorpresa de los niños. La Fiscalía aclara que no pasó de ahí.

La acusación asegura que entre noviembre del 2014 y enero del 2015 el implicado aprovechó para hacer tocamientos al menor tres veces cuando iba sentado en el asiento de copiloto en su coche.

El adulto también invitó al menor a su domicilio en Vigo donde lo convencía para que se tumbase en la cama de su dormitorio y, presuntamente, le hacía tocamientos. El fiscal admite que el implicado no empleó la fuerza si bien le recomendó al niño que no le contase nada a nadie porque era un «juego» entre ambos. Y convenció a su víctima para que borrase todas las conversaciones que tenían por WhatsApp.

En Fin de Año, el implicado, supuestamente, le envió un WhatsApp para convercerlo de que se escapase de casa mientras sus padres dormían. Lo esperó en coche, se tomaron un chocolate con churros y repitieron los abusos en el domicilio del acusado.

El 25 de enero aprovechó otra ausencia de los padres para citarse con el menor con el pretexto de ayudarle en sus «tareas escolares». Desde el 21 de febrero del 2015, le ordenó alejarse 500 metros del niño y sus amigos.