
Tendrá exhibiciones de cocineros, ludoteca, terraza, restaurante y consignas refrigeradas
31 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El mercado de O Progreso quiere borrar definitivamente la situación de provisionalidad en la que vivió durante un lustro. La gerencia quiere que la completa transformación que ha experimentado el continente tenga también su reflejo en el contenido. El primer y fundamental paso ya resulta evidente en los puestos de venta, 43 en total, cuyos propietarios han invertido en su acondicionamiento entre 20.000 y 60.000 euros, en función del tamaño y la especialidad.
Pero el objetivo es ir un paso más allá. Conseguir que el mercado se convierta también en lugar de encuentro, sobre todo para los vecinos del entorno, pero también para el resto de la ciudad y para los visitantes. Es un camino que ya han recorrido otras plazas de abastos en España con excelentes resultados y que O Progreso quiere transitar.
Octubre será el mes en el que empiece a concretarse la multifuncionalidad del edificio. Para entonces estarán rematadas tanto las obras de la terraza como las del restaurante. Abrirá asimismo una ludoteca, en la que los pequeños podrán entretenerse mientras padres o abuelos realizan las compras.
Por otra parte, O Progreso será el primer mercado de la ciudad que cuente con consigna refrigerada. Con ese fin se acondicionará uno de los contados espacios aún ociosos del edificio. Raúl Fontán, gerente del centro, está convencido de que será un servicio especialmente apreciado por los clientes, que no solo podrán dejar a buen recaudo las bolsas de la compra mientras toman un aperitivo o realizan una gestión, sino que los productos se mantendrán a una temperatura idónea.
Un servicio que ya ofrece el mercado, en este caso la cafetería A Patela, es la preparación al gusto de carnes y pescados comprados en el recinto. Directamente desde el puesto a la plancha. En Madrid y Barcelona son varias las plazas en las que ya funciona desde hace tiempo este tipo de servicio, con gran demanda por parte del público, ya que la imaginaria carta es tan amplia como productos estén ese día a la venta.