Es el lema turístico más honrado que se ha escrito nunca: Il caos che ti conquista. Así se promociona Nápoles. Su tráfico enloquecido, sus contrastes, sus palacios al lado de infraviviendas, la gente hablando a gritos, la ropa tendida por todas partes, neones en las iglesias y altares dedicados a Diego Armando Maradona. Es, por supuesto, un caos. Pero también es una ciudad encantadora, única, toda una experiencia. En los dos últimos años, he viajado seis veces a Italia. Y ahora pienso que no tengo perdón por no haber conocido hasta ahora el maravilloso caos napolitano.
En algunos aspectos, Nápoles recuerda a Vigo. Aunque quizás a un Vigo de otros tiempos, de antes de que viviésemos en una «cidade fermosa». Por desgracia, cuando éramos infinitamente caóticos, nunca tuvimos la coherencia de usar un eslogan acorde con nuestra realidad.
Lo cierto es que no dice mucho el tradicional de Leal, Valerosa y Siempre Benéfica. Y aquello de «la Barcelona del Atlántico», que proclamaba el arquitecto Antonio Palacios, era un pecado mortal en publicidad, consistente en mentar la marca de la competencia.
En los últimos años, Turismo de Vigo ha publicitado frases como «Una ciudad, todo un mundo», «Enamórate de Vigo», «Siente el latido» o «Descubre el Atlántico». Pero tal vez hubo una época en que perdimos la oportunidad de sincerarnos, como Nápoles. «El caos que te conquista» habría sido un lema que nos hubiese encajado como un guante.
Cuando Coia o Vichita superaban a los Quartieri Spagnoli. Pero ya llegamos tarde, entregados como estamos a una ciudad que se ha sumergido en la «fermosura».