Telegrama a Mondariz

La Voz

VIGO CIUDAD

Del telégrafo al teléfono, la villa termal vivió a la última en telecomunicaciones, lo que permitió las visitas ilustres

07 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En agosto de 1929, John Rockefeller III llegaba al Balneario de Mondariz. Se trataba del heredero de la mayor fortuna del mundo. Su abuelo, fundador de la dinastía, había levantado un imperio sobre el monopolio de la petrolera Standard Oil. Y todavía seguía al frente de la empresa. A su muerte, en 1937, dejaría una herencia de 900.000 millones de dólares. Para hacernos una idea del dineral, recordemos que el hombre más rico del mundo en 2016 es Bill Gates, con un patrimonio de 68.180 millones de euros. Y que le sigue Amancio Ortega, con 60.910. Ninguno de los dos alcanza ni 8 por ciento de lo que amasaba el patriarca John Davison Rockefeller. Ni siquiera hoy los diez más ricos del mundo juntos alcanzan aquellas cifras.

El nieto Rockefeller llegaba a Mondariz tras concluir sus estudios en la Universidad de Princeton. Ciencias Económicas con especialidad en Relaciones Industriales. En esta familia no se andaban con coñas. La cultura del trabajo era para ellos una religión. Así que su viaje a Europa formaba parte de su proceso de aprendizaje. Y nuestro hombre quería centrarse en las relaciones internacionales. Mondariz le brindaría una buena oportunidad.

Porque, cuando el magnate llega al balneario, se aloja allí el dictador Primo de Rivera, junto al primer ministro portugués Artur Ivens. Compartirá mantel con ambos e incluso pasarán juntos una tarde de toros en Pontevedra. El espectáculo taurino resulta abominable para John Rockefeller III, que escribe en su diario: «Todo está contra el toro desde el principio; no puedo decir que me gustara».

Pero, al margen de su vida social, intriga pensar cómo un tipo con tantas responsabilidades podía apartarse del mundanal ruido en una pequeña villa termal a orillas del río Tea. La respuesta está en las telecomunicaciones. Y el Balneario de Mondariz tenía las más avanzadas de la época, antes incluso que muchas ciudades de Galicia.

El correo estaba disponible, incluso con carácter urgente, para todos los huéspedes. Ya desde 1904 contaba el balneario con una estafeta propia que funcionaba durante la temporada de aguas. Recibía y expedía la correspondencia ordinaria, pero también la certificada y los valores declarados o en metálico.

Al principio, hubo servicio de Telegrafía en la parroquia de Troncoso, que más tarde se suprimió y fue desplazado ala plaza de Santa Eulalia de Mondariz, a dos kilómetros. Había que pagar una sobretasa para recibir los telegramas en el hotel. Se pagaban 50 céntimos por el desplazamiento, aunque el cartero trajese varios al mismo tiempo.

Todo cambia en 1914, cuando se tiende el hilo telegráfico directamente hasta el Gran Hotel. Desde ese momento, los agüistas quedan comunicados con el mundo entero. Con lo que John Rockefeller III no tendría mayor problema en dar el parte de sus aventuras a su puntilloso abuelo.

Además, Mondariz contaba con un servicio especial, contratado con periodistas de Madrid, para recibir puntualmente las cotizaciones de bolsa. Si el magnate hubiese permanecido en el hotel hasta el mes de octubre del mismo año 1929, había recibido allí una noticia pavorosa: el jueves negro del crac de la bolsa, que daría comienzo a la Gran Depresión. Sucedió apenas dos meses después de su visita.

En la época de Rockefeller, Mondariz contaba también con servicio de teléfonos. Estrenado en Vigo en 1886, treinta años más tarde, en 1916, la Compañía Peninsular publicaba el primer listín telefónico gallego, con 2.000 números. Rondando el primer cuarto del siglo XX, ya operaba la Compañía Telefónica Nacional de España (hoy ‘Movistar’ como marca comercial). Así que el multimillonario americano pudo también telefonear, pasando eso sí por un complicado servicio de operadoras.

Y así es como grandes personalidades podían huir del mundanal ruido y refugiarse en Mondariz. Porque la pequeña villa balnearia, ajena al atraso histórico de Galicia, estuvo siempre a la última en telecomunicaciones.

eduardorolland@hotmail.com

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