El comedor de San Francisco no da abasto tras el cierre del resto

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

joseba cuña

El Banco de Alimentos le entrega 250 kilos de comida cada día

03 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La congregación lo veía venir. El comedor de la Esperanza, situado en el número 69 de la calle San Francisco, muy próxima a O Berbés, está a rebosar. Al cierre del servicio de la Misión del Silencio a mediados de julio, se sumó el pasado lunes el de La Sal de la Tierra. «Se nota mucho que estamos solas ahora, se hace más cola a pesar de que vamos rotando y a medida que unos se levantan de la mesa se van sentando otros para aprovechar al máximo», comenta una de las Hijas de la Caridad que regentan el comedor de San Francisco. Calcula que en la actualidad dan el almuerzo a unas 170 personas, y eso que muchas en verano se trasladan a otras ciudades para cambiar de albergue.

A paliar tanta necesidad contribuye el Banco de Alimentos con la entrega de 250 kilos de comida cada día. La mayoría procede de las llamadas mermas de supermercados. Se trata de productos perecederos que se encuentran en perfectas condiciones para el consumo y que no si no se ponen a la venta es simplemente por algún detalle. La procedencia suele ser de El Corte Inglés, Carrefour y Alcampo. El Banco procura recabar en julio el doble de lo habitual para evitar que en agosto queden desabastecidas este tipo de instalaciones.

El bum de comensales en San Francisco coincide con el menor número de voluntarios con motivo de las vacaciones estivales. Algunos son estudiantes y otros jubilados o personas desempleadas.

La puerta del comedor permanece abierta durante una hora a partir de las 12.15. Después ya no se admite más gente, aunque lo habitual es atender a todo el que lo solicite. Para ello se procura agilizar al máximo el tiempo de la comida. Pese a ello, son numerosos los usuarios que a mediodía se arremolinan en la puerta por temor a quedarse sin alimentos. «Atendemos a hombres y mujeres procedentes de muchos sitios, los hay de diferentes países», comenta la religiosa. «La comida habitual es a base de verduras, legumbres... En general, variado», añade.

Tanto el comedor de la Misión del Silencio como el de La Sal de la Tierra han cerrado sus puertas durante un mes. El primero abrirá de nuevo el día 16 y el segundo, el 5 de septiembre. En ambos casos tienen como fin remozar las instalaciones tras un año duro en el que han atendido a numerosas personas, en concreto a una media diaria de 130, entre las dos dependencias.

Los fines de semana es la organización Vida Digna la que acoge en su comedor social de Purificación Saavedra (Teis) en torno a 150 personas.