El sirviente juzgado por robar oro dice que su jefe le ordenó venderlo

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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El asistente y chófer de un millonario de 84 años que vive en un dúplex de Toralla alega que el dueño es olvidadizo y no se acuerda de las piezas que le sustrajeron

29 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Misterioso robo a un millonario vigués de 84 años en su dúplex de la torre de la isla de Toralla. El juicio se celebró ayer y su chófer, que hacía las veces de asistente personal, secretario o mayordomo, se sentó en el banquillo como sospechoso de desvalijar dos cajas fuertes del jefe mientras estaba en Cuba de vacaciones en noviembre del 2013. La Fiscalía pide 4 años de cárcel para el acusado y elevó a 300.000 euros el valor del botín de 100 monedas de oro Kruggerrand sudafricanas de gran interés numismático, relojes y joyas semipreciosas.

El dueño del dúplex contó ayer a la jueza de lo penal número 1 de Vigo que se sintió muy dolido tras perder la confianza del acusado y lamenta que solo pueda probar el robo de las monedas porque conserva la factura pero no el de las joyas que compró en Brasil sin recibo.

La policía sospechó del acusado porque él mismo dio su nombre al vender varias monedas de oro en una tienda de compraventa que luego las fundió. El chófer y asistente personal, D.C., alegó que su jefe tiene mala memoria y ha olvidado que le ordenó vender esas monedas para sondear su cotización y luego le devolvió lo recaudado. Trabajó siete años para él y se habían hecho amigos. «Yo hice lo que me mandaba él. El jefe se marchó seis meses a Cuba pero regresó a los 15 días y al llegar empezó a decir: '¡Me han robado!'. Me iba bien en la vida con trabajo y entonces me acusaron del robo porque metí la pata en mi declaración en la comisaría. Mi jefe me dio un ordenador para que se lo llevase a arreglar, han pasado dos años y no se acuerda de pedirlo. Le robaron mucho en Portugal y no denunció nada», alegó. Cree que su jefe es un divorciado solitario que usó la excusa del robo para que su familia le hiciese más caso. Niega que supiese las contraseñas del ordenador porque «no tiene clave». Su abogado insistió a la jueza en que el dueño de la casa es un «excéntrico millonario con poca memoria que no se acuerda de lo que le robaron y lo que no». Añade que ni siquiera da de alta a sus criados y le criticó por tener una amante 40 años más joven. Ve más posibles sospechosos en su entorno.

En el juicio también declararon la limpiadora y su hija que revelaron que el asistente personal fue al piso cuando el jefe estaba de vacaciones y accedió al ordenador y a varios cajones con la excusa de que tenía que buscar una receta para el millonario. Les pidió que no dijeran nada. Lo vigilaron porque sospechaban que buscaba las llaves de la casa y unos cheques en blanco. Además, lo vieron pasearse con el coche de lujo del jefe en vez de llevarlo al taller. Esa noche, alguien entró en el piso y dejó una huella del número 45 aunque el acusado usa la talla 42.