Seis de cada diez casos de pobreza atendidos por Cáritas son de familias con hijos

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. MORALEJO

Las diferencias entre hogares con y sin niños se agudizan

25 abr 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

Las familias con hijos son claramente las que más sufren la pobreza, según constata Cáritas Diocesana de Tui-Vigo. En concreto, seis de cada diez casos que atiende corresponden a este sector de población. Por el contrario, la tasa llega a caer hasta el 7 % entre las parejas sin hijos. De hecho, las diferencias entre los hogares con y sin niños cada vez se agudizan más. Lo demuestra también que la brecha en la tasa de pobreza entre familias sin menores y con ellos es tres veces superior a la existente en la Unión Europea.

«La pobreza está en la infancia y en las personas mayores que viven solas», constata el director de Cáritas, Ángel Dorrego.

Lejos de mejorar la situación, la organización religiosa detecta cada vez más solicitudes de ayuda. «Antes a los seis meses se iban, pero ahora sin embargo están todo el año y la situación se complica porque tenemos que prestar ayuda a otras personas», apunta.

Está convencido de que existe mucha pobreza invisible, «gente de la que no sabes si es pobre o rica». Tal como advertía recientemente el informe Foessa, también en el ámbito de la diócesis de Tui-Vigo la situación se hereda de padres a hijos. La ocupación de los progenitores y el nivel educativo incide en la situación familiar.

El 90 % de los afectados está en edad laboral y un 62 % tiene entre 30 y 55 años. «Muchos de ellos no tienen ninguna pensión, ni paro, ni nada. La situación se cronifica porque son edades difíciles», añade Dorrego.

La falta de trabajo es, sin duda, la clave del enquistamiento de la pobreza, lo que se traduce en un repunte de los desahucios, en la ocupación de los centros de pernocta y en la saturación de los comedores sociales, algunos de los cuales han tenido que doblar los turnos.

La situación no tiene trazas de cambiar si antes no se toman una serie de medidas, según constata el informe Foessa, asumido por Cáritas Diocesana de Tui-Vigo. Entre ellas figura un impulso claro y decidido de la red de servicios sociales comunitarios en el que se incluiría apoyo psicológico y social a las familias, apoyo psicopedagógico a los menores con discapacidades y potenciación de las actividades al aire libre.

El desarrollo de una política de vivienda y urbanismo adecuado de forma que se convierta en una herramienta contra las situaciones de vulnerabilidad y exclusión es otro de los aspectos fundamentales.

La inversión en educación es considerada una prioridad para que la formación que reciben los niños no dependa de la capacidad de inversión de los padres. En la situación de miseria que viven algunas familias en la actualidad, es habitual que descuiden la educación de los hijos para dar prioridad a la alimentación. También son cada vez más repetidos los casos en los que se dejan de adquirir medicamentos para poder llevarse algo a la boca.

Por eso, en general, lo más demandado es la inversión en políticas sociales y redistributivas que logren la reducción de las desigualdades de forma eficaz.

Las ayudas anunciadas por los políticos no siempre llegan en el momento preciso. Por lo general, las prestaciones se retrasan, de ahí que los afectados recurran a organizaciones sociales y religiosas como Cáritas.

Es el caso de lo que sucede con los desahucios. Es habitual que las administraciones se brinden a solucionar el problema una vez que las familias han sido desalojadas de su vivienda.