«La belleza es un concepto marginado»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

CEDIDA

La viguesa participa en una exposición sobre Marruecos en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, junto a creadores españoles y marroquíes

18 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A sus 33 años, Carla Andrade ya ha ha colgado sus obras en el Guggenheim de Bilbao, en Art París, el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa o en Marco de Vigo, además de en numerosas galerías de España y el extranjero. Su obra se exhibe actualmente en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, en la colectiva Expectativa y Memoria, que reúne más de un centenar de imágenes de autores españoles y marroquíes que retratan el norte de Marruecos durante el último siglo, desde la época del Protectorado hasta nuestros días.

-¿Cuál es su aportación?

-En mi caso, son 15 fotos que forman parte de uno de mis primeros proyectos. Lo hice en el 2010, pero el comisario, Sema D?Acosta, me lo pidió. Aunque está en mi web, nunca lo había expuesto antes. Es un trabajo que hice en Marruecos, país al que viajo mucho y me encanta. Se trata de una serie de obras basadas en las ideas de María Zambrano o de Ortega y Gasset de concebir la realidad mediante una razón sensible, no poética. En Marruecos me llamó mucho la atención en papel de la mujer, siempre en segundo plano. No habla, no tiene voz, siempre va tapada. Me interesaba la idea de lo femenino a través del paisaje, que es un contenedor donde todo nace, y establecer un paralelismo con la mujer, con la que comparte el misterio.

-Siempre se ha interesado por el paisaje. ¿Sigue en ese estado o se ha abierto a otros caminos?

-Me sigue apasionando, pero he evolucionado hacia la abstracción. Me acerco al esqueleto. En mis últimos trabajos hay imágenes donde no hay horizontes.

-También ha experimentado con el vídeo y es una de las diez autoras que ha participado en la película colaborativa que se estrenó en Vigo esta semana

-Sí, empecé con proyectos en los que el vídeo acompañaba a la fotografía y dialogaban entre sí. Este año empecé a hacer súper 8 y para Cinema e Muller me he atrevido a dar un paso más allá del videoarte explorando con algo más cinematográfico, con un inicio y un final, aunque tampoco es nada convencional, no hay relato, como en mi fotografía, en la que no cuento ninguna una historia, sino que expreso ideas. Mi línea es muy experimental, independiente, muy personal.

-¿Cómo fue la experiencia de hacer una película entre diez?

-Son diez cortos autónomos, pero cuando terminas de verlos todos hay puntos en común. Además de que todas somos mujeres y abordamos temas relacionados con la mujer, compartimos el proceso, estuvimos en estrecho contacto compartiendo los miedos, las alegrías, los hallazgos...

-Ha viajado mucho y ha accedido a becas internacionales. ¿Saber moverse en este sector a un nivel en el que no es fácil acceder es tan importante como el propio trabajo?

-Sí, pero el trabajo es lo más importante, tener una base sólida y no desanimarse.

-Si no usa la fotografía para contar historias, ¿para qué le sirve?

-Para hablar de ideas. Yo no narro, no hay un relato. Mi trabajo tiene un carácter muy filosófico.

-¿Se ve algún día haciendo retratos de estudio?

-Nunca se sabe, pero me parece que no. Me gusta, pero no para mí. Yo prefiero la espontaneidad, lo instantáneo y vivir en la actualidad de la imagen, De hecho no suelo preparar nada. Incluso me atrae el error y a veces lo mantengo en algunas fotos.

-¿Le vale el móvil como herramienta?

-No. En fotografía solo trabajo con película. No solo busco hacer fotos bonitas, sino explorar el medio, el lenguaje visual. Pero me interesa mucho la belleza, un concepto marginado al que parece que a la gente le da vergüenza.