«Yo me cargaría las clases de flauta»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

La viguesa, que acaba de ser elegida para la final de «Virtuosos», el nuevo talent show de TVE, cree que hay que cambiar la forma de enseñar música a los jóvenes

17 mar 2016 . Actualizado a las 19:32 h.

La viguesa Iria Pérez Gregorio es una de las 70 promesas de la música clásica elegidas entre cientos de jóvenes, que han conseguido una plaza para la final de un nuevo talent show de TVE. La joven violinista, además, forma parte de la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia y de la Orquesta Clásica de Vigo y completa sus estudios con un máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria en la Universidad de Santiago.  

_¿Cuándo supo que quería ser violinista?

_Desde que un día, a los 4 años, mi profesora de infantil llevó un día un violín a clase y me quedé prendada. Le insistí a mi  madre para que me metiera en clases, pero no entraba por el aro y fue mi abuela la que me llevo cuando tenía los 6 años. Y hasta ahora, que tengo 24 años. Me gusta tanto el violín que nunca más pensé en dedicarme a otra cosa. Hice primero de magisterio pero por el Plan Bolonia, no era compatible con el primer curso en el Conservatorio Superior. Fue entonces cuando me vi obligada a tomar una decisión. Y opté por el violín.  

¿Estar en dos orquestas a la vez no es un lío?

_Me ocupa mucho tiempo y dedicación, entre el máster y preparar el repertorio de la Orquesta Joven de la Sinfónica, pero trabajamos (ensayos, clases y conciertos extraordinarios) en períodos concentrados. Se hacen encuentros en A Coruña en diciembre y enero, Semana Santa y verano, para compatibilizarlos con nuestras tareas, ya que la mayoría somos estudiantes. En la sinfónica llevo dos años y me han renovado uno más, pero mi primera formación es la Orquesta Clásica de Vigo. Su director me animó a que me lanzase a otro tipo de proyectos más grandes. Soy tímida y necesitaba ese empujón.  

¿La de Vigo también funciona como la de A Coruña?

_No, está formada por profesionales unidos por la pasión por la música que se reúnen cuando pueden. Se hacen proyectos discontinuos, muchos de ellos destinados a llevar la clásica a la calle, como cuando hicimos conciertos en la playa de Samil o frente a la Colegiata, donde volveremos a hacer otro el día 28 de marzo. 

¿El programa de TVE para el que ha sido seleccionada es como un «Gran Hermano»?

_¡No, no! No tiene esa vertiente de convivencia. Estuvieron eligiendo a músicos en pruebas y entrevistas que hicieron en varias ciudades. Yo fui a Madrid. Somos 70 músicos pero no sabemos mucho del programa, porque todo se lleva con bastante discreción. Creo que van a hacer doce entregas y lo que sé es que formamos parte de una orquesta y vamos a tocar en el Teatro Monumental de Madrid, pero aún no sé cuando vamos a grabar. 

¿Qué tema eligió para tocar?

_Nigún, de Bloch, porque había tocado también la misma pieza en la prueba de Fin de Carrera y tengo mucha afinidad con ella.

Aunque dejó magisterio, ahora estudia para dar clases...

-Sí, porque los estudios de conservatorio superior no se consideran universitarios y para dar clase en secundaria y bachilleratos nos obligan a hacer este curso. No es justo, pero en esa pelea estamos. 

¿Entonces quiere dedicarse a la enseñanza?

_No solamente. Tengo varios objetivos. Por un lado me gustaría dar clase en un conservatorio, pero también tocar en una orquesta y formar a los alumnos de secundaria. Su formación está basada en la teoría y no hay innovación en el proceso de enseñanza. Hay que olvidarse de los libros, ser dinámico y engancharles. Los adolescentes escuchan muchísima música y sería una manera de que se abrieran a diferentes géneros. Yo me cargaría la flauta dulce y me pondría con ellos a hacer teatro de sombras con bandas sonoras, por ejemplo. No me parece nada interesante que lo pasen mal. La flauta dulce, al final, la odian. Se ha convertido en una pesadilla. Y tocarla delante de otros es un martirio.  

¿Con cuántos violines trabaja?

_Tengo uno comprado en Alemania desde grado medio y sigo con él. Es viejiño pero le tengo mucho cariño Los violines son muy caros. Los buenos no bajan de 25.000 euros. También tengo otro de repuesto y uno eléctrico que me compré por probar.   

¿Qué le parece lo que hace Ara Malikian?

_¡Me encanta! Es todo pasión y súper innovador. También me gustan proyectos como el Galicia Fiddle en la isla de San Simón aunque yo sea más clásica.