Expertos critican la rehabilitación de la Casa do Patín por «falta de sensibilidad»

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

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Amigos de los Pazos prepara un estudio técnico sobre la reforma ejecutada en Bouzas

06 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Imaginemos una rehabilitación del Pazo de Castrelos en la que se hubiesen empleado cubiertas de zinc, ventanas de aluminio y otros elementos contemporáneos. No serían pocos las personas sensibles con la tradición que elevarían la voz, aunque todos esos elementos fuesen empleados según las normas urbanísticas presentes. Eso ha ocurrido en la rehabilitación de la Casa do Patín de Bouzas, que goza de idéntica protección que el mencionado pazo. Una simple comparación entre su aspecto original, que se aprecia en la fotografía superior, y el resultado casi final de la rehabilitación, permite ver las diferencias entre ambos momentos.

Gonzalo Prado, miembro de la Asociación de Estudios Históricos de Galicia y de Amigos de los Pazos, ha trasladado sus críticas a esta última asociación. La entidad de defensa del patrimonio ha encargado un informe para conocer las circunstancias de esta rehabilitación. «Aunque cumpla con la normativa, queremos abrir el debate de hasta qué punto se pueden permitir rehabilitaciones que alteran tanto su aspecto original», señala el investigador, que cuenta con el respaldo de Pablo L. R., vecino de Bouzas y estudioso de la arquitectura autóctona.

El promotor de la obra es el Concello de Vigo que, según los denunciantes de la restauración, ha obrado con una «evidente falta de sensibilidad». El edificio fue comprado hace unos años por el Ayuntamiento y recientemente se iniciaron las obras de restauración para convertir el edificio en un espacio sociocomunitario.

Aunque toda la edificación es de piedra, la dirección de esta obra realizó en la parte inferior un revocado que posteriormente fue pintado de blanco. Todas las ventas son de aluminio, mientras que el tejado es de zinc. «Hay determinados huecos que están tapiados y los canalones tienen un embellecedor corrido, que presenta tres bajantes, todo es muy extraño», apunta Pablo L. R. «El edificio anexo, que no tiene la máxima protección, pero que debe estar en consecuencia con el principal, presenta ventanas de lamas, como si se tratase de una caldera», añade.

«Es posible que cumpla toda la normativa, pero lo hace pisando la raya; además, si esto cumple la normativa, se hace necesario revisar la normativa porque el producto terminado no se parece en absoluto al original», insiste Gonzalo Prado, quien recuerda que no es la primera vez que la restauración de un edificio histórico provoca una polémica. «Pasó lo mismo cuando rehabilitaron la casa de López Araújo en la calle Real, realizaron una obra agresiva con el entorno», incide el investigador.

Pablo L. R. recuerda que, al mismo tiempo que el Concello rehabilitaba el Patín, una promotora privada trabaja en otra casa en Eduardo Cabello, pero con otros resultados. «En aquel caso, se utilizó cubierta de teja, carpintería tradicional y se recuperaron los forjados; es una cuestión de sensibilidades», añade.

Los denunciantes opinan que se produce una paradoja en la normativa urbanística, entre los más altos niveles de protección jurídica reconocidos a determinados edificios, a los que se atribuyen valores históricos y arquitectónicos clave para el patrimonio urbano de su entorno y de la ciudad en su conjunto, y las obras que se autorizan en relación con los mismos, «llegándose al extremo de que una edificación icónica con protección integral, como la de este caso, pueda terminar sometiéndose a unas obras de rehabilitación semejantes a las que se autorizan para edificaciones con niveles más bajos de protección o incluso desprotegidas, aunque dentro del catálogo, o a la inversa». «Existe un margen excesivamente amplio a la hora de autorizar tales obras por parte de la Xerencia de Urbanismo, consagrado en la normativa, pero que nos parece muy criticable», concluyen.

En el 2011, el concejal nacionalista Santiago Domínguez anunciaba la inmediata adquisición del edificio por 440.000 euros, con el objetivo de ubicar una biblioteca de proximidad. Sin embargo, pasadas las elecciones municipales y ya sin el BNG en el gobierno local, el alcalde anunciaba la expropiación de las dos parcelas mediante el pago de 507.100 euros.

A partir de entonces, en el año 2013 fue autorizada la primera fase de la obra y, a finales del 2014, se adjudicaba la segunda. El objetivo ahora era crear en este lugar un centro de estudios, una sala multiusos y despachos para ponerlos a disposición de los vecinos. Todos los políticos se han referido a esta casa como el «edificio emblemático».