Fallecen tres personas en el carnaval de Vigo

La Voz

VIGO CIUDAD

El jefe de la policía municipal desencadenó el drama

24 feb 2016 . Actualizado a las 10:28 h.

Prudencio Contreras no era querido en Vigo. Seis meses antes, el gobernador civil lo había cesado en su puesto de jefe de la policía municipal, pero el alcalde Prudencio Nandín lo repuso. El 24 de febrero de 1903, martes de carnaval, Contreras se dejó llevar por su carácter violento y provocó una tragedia. Todo comenzó con una discusión entre una persona disfrazada y un policía municipal en la calle del Príncipe.

Un grupo de personas abroncó al agente. La cosa no hubiera pasado a mayores sino llegase Contreras y comenzase a repartir mandobles con su sable, hiriendo a una persona. Los ciudadanos presentes en la discusión se volvieron contra los policías y los acorralaron en la casa consistorial. Contreras pidió ayuda a la Guardia Civil, que desplazó ocho parejas al edificio municipal de la plaza de la Constitución.

Según la versión oficial, el gentío apedreó a los guardias y estos respondieron con una descarga de fusiles que causó dos muertos y varios heridos. La versión popular niega el apedreamiento, aludiendo a que en la plaza de la Constitución no hay más piedras que las que enlosan su suelo. También señalaba la ciudadanía viguesa que la Benemérita no había realizado las tres advertencias previas al uso de las armas. Durante el expediente abierto por las autoridades, en días posteriores se pudo saber que el capitán que mandaba las fuerzas no dio la orden de disparar. Según se desprende de los diferentes testimonios, un guardia comenzó a disparar y el resto le siguió.

Los fallecidos fueron un niño de 14 años que vendía confeti en la plaza, Manuel Fernández, el vecino de Gondomar Rogelio Rey, y uno de los disfrazados presente en la discusión inicial. Este hombre, llamado José Lorenzo Iglesias, murió a consecuencia de los sablazos recibidos de Contreras. El alcalde Prudencio Nandín destituyó al jefe de la guardia municipal y presentó su dimisión. En su descargo, señaló que había ordenado a Contreras que regresara al consistorio antes de iniciar su violento ataque. También declaró que se estaba preparando para dirigirse a la gente que rodeaba la casa consistorial cuando comenzó el tiroteo. Fue necesaria la salida de una compañía del Regimiento Murcia para restituir el orden.

En Vigo hubo una reacción unánime de toda la sociedad contra los acontecimientos dramáticos. Empresarios, trabajadores, comerciantes y todos los sectores de la vida viguesa acordaron declarar una huelga general el 28 de febrero para reclamar responsabilidades a los culpables y que se indemnizase a las familias de las víctimas. Todo cerró y se suspendieron los bailes de piñata que se celebrarían ese fin de semana.